MÉXICO, DF, 25 de enero (apro).- Más allá de la maliciosa censura de Fernando Gómez Mont a las alianzas electorales, forzado enseguida a desdecirse, el presidente del Partido Acción Nacional (PAN), César Nava, ha puesto precio a las que pretende pactar con la izquierda para tratar de ganarle al priismo: Olvidar la condición espuria de Felipe Calderón.
Tal restricción ha encontrado simpatía en segmentos de la izquierda partidaria, en especial en la facción que domina el cascarón en que se ha convertido el Partido de la Revolución Democrática (PRD), Nueva Izquierda (NI), uno de cuyos prominentes miembros, el senador Silvano Aureoles, le ha entrado al mercadeo.
“Vamos a revisarlo en el camino, primero que se concreten las alianzas, que es una decisión local, y luego vemos lo que sigue”, enfatizó, con franca voluntad mercantilista, el vicecoordinador perredista en el Senado, quien --como Gómez Mont-- tuvo que desdecirse luego porque, según él, se tergiversaron sus declaraciones.
Aureoles tiene como jefe en el Senado a Carlos Navarrete, quien pasó de entrevistarse en secreto con testaferros del gobierno como Francisco Ramírez Acuña --justamente quien lo delató-- a solazarse públicamente con ellos, incluido el propio Calderón, al que ha tratado de dotar de una legitimidad imposible.
Justamente por tales encerronas secretas, como parte del plan de Nueva Izquierda de aislar a Andrés Manuel López Obrador, es que Jesús Ortega me escribió, en 2007, una encendida “carta personal” para hacer una afirmación que considero de interés público --y por tanto la difundo--, ahora que el PRD busca aliarse con el PAN en al menos cuatro de los doce estados donde habrá elecciones este año.
“Yo soy una persona que trata de ser congruente con lo que piensa. He dicho, y lo sostengo, que Calderón es y será ilegítimo, y que esa ilegitimidad no se quita como si se quitara una mancha en la camisa. Calderón es y será ilegítimo por los siglos de los siglos.”
Si Ortega es congruente, como alegó en esa carta, y es auténtica esa contundente definición, esto implicaría entonces cancelar cualquier negociación con Nava y el PAN, siendo éstos dos apéndices de Calderón, espurio de origen.
En realidad, y esto subyace en el comportamiento público de Ortega, ya hay un arreglijo, al menos tácito, en este sentido, y prueba de ello es que ese político perredista jamás ha declarado públicamente que Calderón es espurio “por los siglos de los siglos”.
Y como si Nava no hubiera dicho, una y otra vez, que no habrá alianzas con nadie que considere espurio a Calderón, Ortega afirmó apenas hoy lunes que no es así: “Es absolutamente falso, cuando menos nosotros no aceptamos en esas coaliciones ningún condicionamiento”.
Se entiende que esta facción del PRD, de clara vocación mercantilista, no tenga remilgos para aliarse con el PAN del que Calderón es cacique, y aun que Convergencia proceda de manera análoga: el senador Gabino Cué ya anticipó que, de ganar el gobierno de Oaxaca, tendrá una relación institucional con Calderón, con lo que éste y Nava creen proscrita la condición espuria del primero.
Pero es el Partido del Trabajo (PT), el principal sostén político y financiero de López Obrador, a quien definen desde ahora como su candidato presidencial, el que ha atendido, también, la condición de Nava, con un agravante: La alianza --lo saben-- es también con El Yunque, la organización ultraderechista que controla el PAN.
Apenas la semana pasada, el martes 19 de enero, poco antes de las 15 horas, un grupo de petistas, encabezados por el senador Alejandro González Yáñez, se introdujo en la sede nacional del PAN para entrevistarse con varios jerarcas panistas para pactar alianzas electorales.
“¡Venimos a ver cómo está El Yunque!”, dijo entre broma y en serio el senador petista conocido como Gonzalo, quien aspira a ser nuevamente alcalde de Durango capital, que gobernó entre 1991 y 1994, cuyo candidato a la gubernatura es el expriista José Gómez Aispuru.
El y el resto de los petistas que a nivel nacional encabeza Alberto Anaya --igual que los perredistas y de Convergencia-- han antepuesto la posibilidad de ganar posiciones políticas al reconocimiento, así sea tácitamente, de quien han considerado ilegítimo.
Pero, además, la alianza de la izquierda partidista es con El Yunque, cuyos cachorros están posesionados de la dirigencia y la estructura del PAN, como se documentó en un reportaje publicado en el semanario Proceso en la edición que está en circulación.Más aún: La alianza suprema, la que ha auspiciado que en los estados de la República se consoliden los cacicazgos que la izquierda y la ultraderecha panista quieren vencer, es la que conforman PRI y PAN, como se ha demostrado una y otra vez desde al menos 1988.
En el fondo de esta coalición, que es la de los grandes intereses, está la ilegitimidad que le dio origen: Primero el fraude de Carlos Salinas, que convalidó el PAN, y luego el fraude de Calderón, que convalidó el PRI, ambos espurios, como dice Ortega, “por los siglos de los siglos”…
Apuntes
A la manera de López Obrador, que pidió se le diera “por muerto” para la contienda presidencial cuando era elocuente su propósito, Fernando Gómez Mont afirmó que no le interesa ser candidato del PAN y hasta se sometió a un embellecimiento personal, en principio un tratamiento contra la obesidad, y ahora Alonso Lujambio dice lo mismo: “No busco ninguna candidatura presidencial hacia el 2012. Estoy totalmente concentrado en mis labores de ser secretario de Educación. Eso es lo que exige el momento político del país, eso es lo que exige la buena marcha de la administración pública federal.” ¡Cómo no! El comunicado que mandó emitir Calderón para expresar su “más enérgica condena a la agresión de que fue objeto hoy el futbolista paraguayo Salvador Cabañas” es de un oportunismo deleznable, pero el llamar al procurador general de Justicia del Distrito Federal, Miguel Angel Mancera, “con el fin de manifestar la disposición del gobierno federal para contribuir con las investigaciones del caso”, es sencillamente ridículo.
Comentarios: delgado@proceso.com.mx
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