domingo, 2 de mayo de 2010

EL MONERO HERNANDEZ

DESMAGRITTE EN MÉXICO

André Breton, poeta francés considerado el líder del movimiento surrealista, vino a México en 1938 y opinó que éste era realmente "un país surrealista". Lo que Bretón no sabía es que, en México, el surrealismo más irracional es mero costumbrismo.

Como demostración de ello es el éxito de la exposición "Desmagritte en México", de la cual, como una exclusiva, Mi blog tamaño carta, les trae una pequeña muestra:

LLUVIA DE GASTRITIS
(Verde olivo sobre país
Esta obra representa el espíritu surrealista de manera precisa y por partida doble: es a la vez el sueño del autor y la pesadilla de todos los espectadores.

NATURALEZA DECAPITADA
(Ejecución sobre pedido)

Parte importante del surrealismo mexicano es el inconsciente… el inconsciente que está en los Pinos.

PERMITIDA LA REPRODUCCIÓN
(Copete sobre calva)

El surrealismo no pretende seguir ningún razonamiento lógico, lo cual permite que uno de los pasados más nefastos pueda verse como futuro promisorio.

LA GUERRA PERDIDA: UNA GUERRA DE TODOS CONTRA TODOS

Federico Arreola

No hace mucho tiempo la marina, la Armada de México, llegó a Monterrey, se apropió de un terreno público de dimensiones importantes, montó un campamento y lo equipó con instalaciones modernas de comunicaciones, vehículos de combate, armas, helicópteros, operadas por cientos de sus combatientes.

La Armada no informó de esta actividad a los jefes de la zona militar de Nuevo León ni al gobernador Rodrigo Medina, ni a los directores de policía, ni a ninguno de los alcaldes de la entidad. Los marinos tampoco informaron a las autoridades locales civiles y militares cuando empezaron a realizar sus primeras acciones bélicas: ataques a campamentos de la mafia en ranchos de Nuevo León, aprehensiones de capos relevantes, desmantelamiento del grupo de “rudos” que había integrado el presidente municipal de San Pedro Garza García, Mauricio Fernández, etcétera.

¿Por qué la Armada decidió no establecer ningún tipo de coordinación con la zona militar de Nuevo León ni con el gobernador Medina? Lo pregunté a importantes políticos y empresarios de Monterrey y de la Ciudad de México, y por respuesta recibí: “Porque no confía ni en el Ejército ni en Rodrigo Medina, porque es un hecho que tanto los soldados como las policías estatales están infiltrados por el narco”. Lo anterior es una tristeza, pero es la verdad. Es también, por desgracia, lo que ocurre en buena parte de la República mexicana.
Ahora bien, el jueves 22 de abril de 2010, en Milenio Diario, el principal periodista de Televisa, Joaquín López-Dóriga, publicó en su columna lo siguiente:


1.- Que lo puso a pensar un texto del senador Ricardo Monreal, del PT, quien equiparó a las “víctimas del combate al crimen organizado con los caídos del 68 en la plaza de Tlatelolco” y calificó “a los gobiernos de Gustavo Díaz Ordaz y Felipe Calderón como genocidas”.
2.- Que eso llevó a López-Dóriga a recordar una charla que sostuvo con el general Clemente Vega García, secretario de la Defensa Nacional con Vicente Fox: “El general de cuatro estrellas me comentó que la noche anterior había tenido reunión del gabinete de seguridad nacional. El tema había sido el temor del desbordamiento social ante el activismo de Andrés Manuel López Obrador y el caso del desafuero. Se habían presentado varios escenarios sobre qué hacer ante una eventual explosión social, coincidiendo en el recurso de la presencia militar en las calles. Y mire, me dijo el general Vega, yo no estuve de acuerdo porque no quiero que a mis generales, el día de mañana, una comisión de la verdad los vaya a enjuiciar por genocidio, como ahora andan enjuiciando a los del 68. Si el presidente de la República me da esa orden, me la tendrá que dar por escrito. De otro modo no saldrá ni un soldado a la calle”.
3.- Que en otra conversación, meses después de la ya citada, el general Vega García le dijo a López-Dóriga: “¿Se acuerda que la última vez que nos vimos le dije que sólo aceptaría la orden del Presidente para sacar a los soldados a la calle por escrito? Pues mire, si usted llegara a ver a los soldados en la calle, es que yo ya no estoy aquí. He decidido renunciar antes de dar esa orden, me dijo con la firmeza de quien ha tomado una decisión, la decisión de su vida, ante un caso que le atormentaba como militar al ver la indefensión en la que estaban sus generales, sus jefes, clases y tropa”.
4.- Que, concluye López-Dóriga, “quizá por eso, ya no lo supe, fueron efectivos de la Armada de México, y no del Ejército, los que en la víspera de la toma de posesión de Felipe Calderón, y el mismo 1 de diciembre de 2006, salieron a la calle a hacer las funciones que siempre habían estado a cargo de los soldados. Tuvieron a su cargo el cordón de seguridad en torno a Los Pinos y a lo largo de Reforma, por donde avanzó la marcha encabezada por el mismo presidente legítimo, hacia el Auditorio Nacional, donde celebraba” Felipe Calderón su llegada al poder.


Al margen de que ni la Armada ni el Ejército ni las policías locales o federales ni nadie parece estar logrando el objetivo de vencer a las mafias del narcotráfico, resulta muy grave que las balaceras en las calles de México enfrenten a los grupos mafiosos divididos entre sí y a las fuerzas armadas de la nación divididas en dos, estas sin coordinarse, seguramente con visiones distintas acerca de lo que debe hacerse en la guerra sin sentido, que ha costado ya la vida a demasiados mexicanos.

CIFRAS SANGRANTES
Han muerto más de 22 mil personas en la guerra de Calderón contra el narco, según cifras oficiales. Casi todos, se supone, son sicarios pagados por el narco. Han muerto, sí, civiles inocentes y militares, pero son la minoría, dijo Calderón con orgullo.
Una minoría en la que hay que contar, aparte de soldados y marinos, a madres de familia, niños, adolescentes deportistas que celebraban sus triunfos deportivos en una colonia de Ciudad Juárez, estudiantes de excelencia del Tecnológico de Monterrey, ciudadanos extranjeros, residentes de exclusivos clubes de golf, huéspedes de hoteles para ejecutivos de empresa y un etcétera que crece a diario.
Desde luego, no es posible saber cuántos de los 20 mil o más muertos oficialmente declarados sicarios (oficialmente, sí, aunque sin la mediación de juicio alguno) en realidad no lo son. Es decir, ¿a cuántos se les calificó de esa manera por error o mala fe? Pasó al menos con los estudiantes del Tec. Fueron sacrificados a balazos en un enfrentamiento a las puertas de esa institución educativa. En un extremo disparaban los narcos y en el otro los soldados. Se lanzaron granadas de fragmentación, por cierto. El combate duró 20 minutos. Cuando terminó, tanto las autoridades militares como las civiles dijeron que habían muerto dos “sicarios”. Después, por las presiones del Tec, se supo que no lo eran: se trataba de estudiantes de maestría becados, de excelencia. Para muchos, si hubieran muerto en medio de una balacera en cualquier otro punto de la Sultana del Norte, habrían quedado marcados para siempre como delincuentes.
Meses antes de eso, en el mismo Tec, la señora Tatiana Clouthier, hija del fallecido panista sinaloense Manuel J. Clouthier, Maquío, dijo en una conferencia: “Hace 20 años mi familia salió de Sinaloa huyendo del narcotráfico. Hoy, ya nos alcanzó en esta ciudad”.
En realidad, las opciones para la familia Clouthier y cualquiera otra no son muchas: Tal vez sólo en la Ciudad de México y en Mérida las balaceras no son un fenómeno de todos los días. ¿Huir del narco? Si quieren lograrlo con eficacia, tendrán que ir al extranjero. Ya muchos lo están haciendo. Entre estos, no pocos de los millonarios que, en 2006, decían que si López Obrador ganaba se irían de México. Impusieron a la mala a Calderón y en el pecado llevaron la penitencia: la guerra perdida los ha exiliado.
Hablar de 22 mil muertos, así 20 mil sean narcotraficantes, es un genocidio sin duda. Hablamos de 22 mil mexicanos a los que lloran cientos de miles de madres, padres, hijos, hermanos, novias, amigos, esposos… ¿22 mil? ¡Es una cifra enorme! ¿Cuántos narcos hay? Porque si siguen tan campantes, significa que deben ser miles o, incluso millones, los que participan en el crimen organizado.
¿Quién va a responder por todas esas muertes? Por cierto, comparados con los actuales, los muertos de 1968, significan, en términos aritméticos, bien poquita cosa. ¿Tanto ha empeorado el país? Tanto. Ahora resulta que por obra y gracias del fraude electoral de 2006, Gustavo Díaz Ordaz viene a resultar un principiante en el arte de acabar con vidas mexicanas.
No sabemos qué pasa en el centro de las decisiones que toman las fuerzas armadas. Lo que es un hecho es que están divididas. Tal vez por el recuerdo del 68. Tal vez por algo más profundo. Si ésta descoordinación entre la Armada y el Ejército continúa, carajo, aumentará el riesgo de que se convierta en una guerra de todos contra todos. Exactamente en el bicentenario de una gran guerra civil y en el centenario de otra.

EDITORIAL DEL CHAMUCO #197




Editorial 197

Después de calificar a Calderón como “ingenuo” por su guerrita contra el narcotráfico, el maestro Sabina fue invitado a un ágape en Los Pinos...

Dicen que después de las viandas y los vinos, ambos cantaron rolas como “Llegó borracho el borracho” (a pesar de que Calderón ya estaba ahí) y otras.

Al salir, dijo el español a los periodistas: “el ingenuo era yo”.

Así que una de dos: o los 110 millones de mexicanos nos volvemos alcohólicos para entrar en sintonía con el señor Calderón y darnos cuenta, de una vez por todas, de que su gobierno es extraordinario; o deja él la peda.
Claro que es más viable la primera opción.

BREVE Y CONTUNDENTE

HOY LUNES DIÓ INICIO EL FORO SOCIAL MUNDIAL EN MÉXICO



AMLO EN EL FORO SOCIAL MUNDIAL


El próximo lunes, dentro del marco del Foro Social Mundial, a las 4 de la tarde en la carpa central que se montará en el zócalo, se presentará Andrés Manuel con el tema "Resistencia ciudadana y cambio democrático.

........PORQUE YO SOY SOLO SI ELLOS Y ELLAS SON...........

del justo reclamo
En Recuerdo de Bety Cariño Asesinada por paramilitares, en San Juan Copala, Oaxaca, Mex.