martes, 24 de noviembre de 2009

EXPLICACIÓN NO PEDIDA, CULPABILIDAD MANIFIESTA

EDITORIAL.
Año 8, número 3178
Martes 24, noviembre del año 2009Dice el conocido refrán. Y viene al caso, porque contrastando grandemente con la posición del Gobierno mexicano, las autoridades de Canadá frenaron en seco la distribución-aplicación de las vacunas contra la Influenza A H1 N1.
Que es la misma vacuna contra la influenza que ya llegó y que piensan aplicar en nuestro México (o lo que queda de él). Por lo que la Secretaría de Salubridad le ha pedido a los ciudadanos que no le tengan miedo a la vacuna (¿?) enfatizando que empezará con los alumnos y los maestros.
Solo que lo que no dicen nuestras ínclitas Autoridades, es que allá en Canadá, las reacciones secundarias de la citada vacuna no se han hecho esperar y el Gobierno ha suspendido su aplicación dadas las terribles consecuencias que se han presentado.
Por lo que, antes de que se lamenten de las consecuencias por haberse puesto la mentada vacuna, lo más sensato será, dado que no es obligatoria, evitar que se aplique. Y menos a los jóvenes y a los maestros, sobre todo tomando en cuenta que no sería la primera vez que los honorables laboratorios químico-farmacéuticos se equivocaran.
De recordar cuando salió al mercado la Talidomida, que según esto estaba más que probada y resultó toda una generación afectada por la droga para el mareo que actualmente, a raíz de lo relatado, ya no se utiliza.
El que las poco confiables Autoridades mexicanas ahora salgan con que la vacuna que recibieron no es la misma de Canadá, baste decir que los laboratorios químico farmacéuticos que fabricaron las vacunas que se distribuyeron en el territorio canadiense, son bastante más conocidos y reconocidos que los que fabricaron la vacuna que nuestras Autoridades piensan aplicar indiscriminadamente a nuestros jóvenes y sus maestros.
http://www.diariolibertad.org.mx/diario/index.php

LA PATRIA ESTA ENCINTA....

Columna Asimetrías.
Por Fausto Fernández Ponte
24 noviembre 2009
ffponte@gmail.com

"Calderón está ausente (...) ¿Qué hace? (...) Es un misterio".
Francisco Rodríguez, en su columna "Índice Político" (23/XI/09), que tituló "¿Hay alguien ahí?".

I
En su discurso del domingo 22 en el zócalo del Distrito Federal, Andrés Manuel López Obrador --a quien sus millones de partidarios consideran el mandatario legítimo de México-- habló del imperativo de una "revoluciòn de las conciencias" para que el pueblo, según afirmó, salve al Estado.

Ese aserto tiene un telón de fondo --el nonagésimo noveno aniversario de la convocatoria de Francisco I. Madero al pueblo de México a levantarse en armas y derrocar al gobierno de Porfirio Díaz-- que antójase a propósito y, sin duda, pertinente, pues las causales de la Revolución Mexicana no han sido atendidas y, por añadidura, se han agravado exponencialmente.

Esa agravación es objetivamente discernida no sólo por aquellos que en la academia y los entes estadísticos del propio Estado mexicano, entrenados en el uso de metodologías precisas, sino también, principalmente, por los damnificados, los pueblos de Mèxico, en particular los estratos y clases sociales más vulnerables de éstos.

Sin embargo, esa realidad no parece haber sido registrada a cabalidad por los personeros panistas y priístas (y sus paleros) del poder político del Estado mexicano, en particular la vertiente ejecutiva que tiene como representante espurio al señor Calderón. Éste parece ignorar la realidad, viviendo en catanonia, como bien dice el muy acreditado colega don Francisco Rodríguez.

En ese telón de fondo de lo que no pocos identifican como la gran tragedia mexicana, el señor Calderón habló hace un par de días, al conmemorar la convocatoria maderista, de dictar preceptiva y prospectivamente lo que los pueblos de Mèxico deben hacer: en 2010: transformar al país con "intensidad revolucionaria".

Ello induce al parangón filosófico y, desde luego, práctico: cotejar las propuestas de don Andrés Manuel con las de don Felipe. A nuestro ver, la comparación dejaría mal parado al michoacano y bien posicionado al tabasqueño desde la perspectiva estricta de lo propositivo y la precisión. Empero, pensaríase que a don AMLO le faltaría abrevar en Morelos y Zapata para dar un paso más.

¿Y cuál sería ese paso? La respuesta requiere un proemio en el cual sean elucidados (1) el concepto mismo de revolución visto desde su historicidad --apreciada ésta mediante las herramientas del historicismo--, y (2) la noción del fenómeno revolucionario sobre el que se inspira la definiciòn elaborada por las ciencias políticas y sociales. Rebelión no es revolución.

II
Para una comprensión precisa del vocablo revolución considere el caro leyente la didáctica del concepto. Una revolución es el movimiento que describe un cuerpo al girar sobre su eje, por lo que su parte superior se coloca abajo. Las expresiones "motor revolucionado" o "revoluciones por minuto" nos hablan de una aceleración.

Por analogía, en el campo de la política llámase revolución a la transformación profunda, violenta, acelerada e irreversible de la organización del Estado que subvierte totalmente las estructuras societales y, desde luego, su superestructura, constituida ésta última por instituciones cuya función es la de cohesionar a la sociedad y la cultura en torno a la base económica.

Y no sólo eso. La superestructura de la sociedad tiene también por función importante asegurarse la reproducción de la base económica. Ésta, como sabríase bien por la documentadísima experiencia histórica de la humanidad, no es necesariamente favorable a los intereses sociales, como ocurre trágicamente en México. Aquí, la base económica es francamente antisocial.

Ello, que es un verismo dramático para la inmensa mayoría de los mexicanos, no lo es para los personeros panistas y priìstas (y sus paniaguados y paleros) del poder político del Estado. De hecho, fue el PRI el autor de la orientación antisocial de la base econòmica, guiado de la mano por Miguel de la Madrid, Carlos Salinas, Ernesto Zedillo, Vicente Fox y el señor Calderón.

¿Por qué lo hicieron? La historia lo descubrirá. Pero es anticipable sospechar, dados ciertos indicadores, que el móvil de esos mandatarios de México no tenía nada que ver con el amor a la patria, sino al poder y al dinero o simplemente, como en el caso del señor Fox, también por su diagnosticada demencia; ésta parece afectar ya a su sucesor.

Don Felipe --quien para todos los efectos prácticos ya ha abdicado de su investidura, de por sí considerada espuria a la luz del dictamen del Tribunal Electoral contradictorio y amañado que lo ungió mandatario-- es un epítome emblemático de la naturaleza volátil de las condiciones orgánicas y coyunturales que detonan un proceso revolucionario.

A nuestro ver, ese proceso está detonando: se ha iniciado, pues, aunque la ciudadanía rechace al parecer lo que se entiende por vía revolucionaria pues ésta sólo es transitable, según nuestra propia experiencia histórica, mediante la violencia. Ello defínese en contradicción: ya hay violencia; estamos rodeados de violencia. La opresión es violenta.

Ítem más: según fuentes del mismísimo poder político del Estado mexicano, en los últimos tres años han sido asesinadas 16 mil y pico de personas; de ese total, nueve mil y fracción se registraron tan sólo en 2009. Si eso no es violencia, tendríamos que revisar la definición de ella. A ello súmanse las otras formas de violencia: la económica, la política, la cultural.

III
¿Temor a una violencia revolucionaria? Lo que en realidad se teme no es la violencia, sino a la revolución misma; al cambio de fondo, profundo, de los términos estructurales de las correlaciones entre los diversos componentes del contexto económico, político y social ocurrente. Se teme, además, a la violencia de la represión del Estado; ésta ya existe, brutalmente.

En ésto es recurrente el concepto de superestructura, definida con arreglo a la sociología. Parte de la supestructura es el conjunto de concepciones, modos de pensar, actitudes, sentimientos e ideologías que corresponden a dichas instituciones. Eso, pensamos, es lo que quiso decir don Andrés Manuel al hablar de la revolución de las conciencias.

Demósle exactitud a ésta noción y señálese, por tanto, que la superestructura está formada por el Estado mismo, la estructura jurídica, los centros educativos, la Iglesia, los partidos políticos, etc. Ello nos aclara precisoriamente las diferencias entre la "intensidad revolucionaria" calderonista y la "revoluciòn de las conciencias" lópezobradorista.

¿Moraleja? Que La transformación revolucionaria, afirmaba Rosa Luxemburgo, no se satisface con la mera sustitución de unas personas por otras en el ejercicio del poder, sino que se busca la modificaciòn estructural de la organizaciòn social. Rodrigo Borja define que una revoluciòn implica un cambio de naturaleza institucional del Estado.

Pero ello requiere algo más que armas, mucho más que movilizaciones callejeras. Exige una conciencia. Una intensidad revolucionaria como la pontificada por el señor Calderón es sólo forma; conciencia es fondo. ¿Quiénes desarrollaràn esa conciencia en Mèxico? La historia lo consigna: el proletariado urbano y campesino, día a día creciente visiblemente.

Ello no es mecànico. Ese proletariado urbano y campesino tiene obstàculos: antes de una conciencia revolucionaria, esos proletarios --los de siempre y los recién llegados a la proletarización-- debe desarrollar una conciencia de clase. El señor López Obrador tiene ante sí esa responsabilidad, que es pedagógica; es de suponerse que la asumirá.

Mientras tanto, el contexto no soslaya otro verismo: la patria --parafraseando al pensador Borja-- está encinta de acontencimientos que bien podrían transformar a México y, por las leyes universales de la dialéctica, fortalecer el gran movimiento bolivariano, independentista, en Nuestra América, acosado hoy por el imperialismo de las trasnacionales y sus Estados.

ffponte@gmail.com
www.faustofernandezponte.com

Glosario:
Base económica: sinónimo de estructura económica. Conjunto de relaciones de propiedad y de clases, de formas de producción y distribución, la división social del trabajo y las peculiaridades del desarrollo de las fuerzas productivas (Roger Bartra).
Bolivariano: relativo a Simón Bolívar, libertador de vastas regiones de la América colonial española que se convirtieron en el siglo XIX en Estados formalmente independientes, aunque dependientes de una oligarquía criolla que aun persiste, y que saboteó los empeños de Bolìvar por constituir una gran nación americana, desde Mèxico hacia el sur. Esa meta tiene todavía enemigos en los países americanos y, desde luego, Estados Unidos.
Proemio: prólogo, prefacio, introducción.

Lecturas recomendadas:
La acumulación de capital, de Rosa Luxemburgo. ERA.

AJA...SÓLO UN CASO DE CORRUPCIÓN EN CFE, DICE ELIAS AYUB.¿TU LE CREES? YO NO!!

"Ese contrato viene del 97 y yo entré como director en el 99", afirma el director de la paraestatal. Fue actualizado en 2003 en lo relacionado con mantenimiento y renovación de versiones operativas.

Notimex
Publicado: 24/11/2009 19:40
México, DF. El director de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), Alfredo Elías Ayub, se deslindó este martes del caso de corrupción revelado por el Departamento de Justicia estadunidense, al asegurar que el contrato firmado entre la paraestatal y una empresa en Texas no se dio durante su administración.
En entrevista previa a su participación en el Consejo Directivo de la Cámara Nacional de la Industria de la Transformación (Canacintra), aseguró que el presunto caso de corrupción que se anunció este lunes "es único" y que desconocía el tema.
“El contrato se firmó antes de que yo fuera director y lo quiero dejar muy claro, tuvimos conocimiento ayer y de inmediato presentamos la denuncia ante la PGR (Procuraduría General de la República) para que se investigue a fondo, pero ese contrato viene del 97 y yo entré como director en el 99”, aseguró.
Aclaró que la actualización del contrato que se llevó a cabo en 2003 fue necesaria, ya que "se tenía que hacer".
El Departamento de Justicia de Estados Unidos informó ayer lunes sobre el presunto caso de corrupción que se dio entre funcionarios de la CFE y el ex gerente de la empresa estadunidense, John Joseph O’Shea, para conseguir contratos lucrativos.
Ante este anunció, la paraestatal presentó una denuncia ante la PGR y entregó la documentación relacionada con el tema, para que se inicie una investigación "a fondo", misma que será llevada también por la Secretaría de la Función Pública.
Sobre la posibilidad de que el gobierno federal actúe sobre este supuesto caso de corrupción, como sucedió con la compañía de Luz y Fuerza (LFC), Elías Ayub aseguró que "están muy lejos, lejísimos" de que eso suceda".
El contrato en cuestión fue firmado en diciembre de 1997 y se refiere a soporte tecnológico para los sistemas de control y despacho, fue actualizado en 2003 en lo relacionado con mantenimiento y renovación de versiones operativas.
Como siempre, "yo no fuí, fué tete"

RECUENTO EN EL ZÓCALO

Pedro Miguel
En tres años algunos han fallecido, otros se han cansado y no pocos se han desencantado. La mala noticia es que, después de este trienio de hostilidad y acoso sistemáticos por parte del gobierno de los grandes empresarios, de esos mismos empresarios, de los medios (des)informativos asociados, de las burocracias partidistas, de las delincuencias de cuello blanco organizadas y de segmentos clasemedieros que aún muestran síntomas de la indigestión de mentiras sostenida a lo largo de tres años, este movimiento cívico y ciudadano, pacífico y resistente, nacional y popular, se encuentra reducido a su mínima expresión.

La noticia buena es que esa mínima expresión es enorme, que alcanzó para llenar el Zócalo dominguero y 50 metros más allá, por las bocacalles de las afluentes, y que ya no es la masa de individuos exasperados, esperanzados y con los arrebatos a flor de piel, como ocurría hace tres años y aun antes, desde los tiempos horrendos del desafuero foxista. Ahora la mayor parte de la gente acude organizada, se toma las cosas con tranquilidad y ha aprendido a esperar en todas las escalas: desde el arranque del mitin hasta la llegada al poder en el ámbito federal. Hasta ahora, menos eso último, se han ido logrando los objetivos fijados: la supervivencia ante la ofensiva oligárquica, en primer lugar, pero también el reclutamiento de militantes, la organización, la resistencia a intentos antinacionales como el que emprendió Calderón en abril del año pasado para rifar entre sus socios y sus cuates la carnita –puesto en esos términos sí lo entenderá la sofisticada senadora Ortuño– de la industria petrolera.

Fuera de esos logros de gran calado, el movimiento –ha cambiado tanto de nombre que ya nadie sabe cómo se llama, y no importa– ha sido un factor tan básico de preservación de la estabilidad nacional que si los gobernantes formales se dieran cuenta tendrían que venir a dar las gracias. Esto no gusta de un lado ni del otro, pero es la verdad simple: sin la formidable máquina de canalización de exasperaciones y de conversión de descontentos en propuestas que es el fenómeno del lopezobradorismo, probablemente el mecate estaría ya roto por varios de sus puntos más delgados: miseria, inseguridad, desempleo, cinismo, corrupción y demás herencias en vida que nos deja el calderonato. Sectores de aquel lado (algunos se dicen de éste) insisten en que somos "violentos" cuando no "extremistas"; un triunfo más y nos acusarán de fundamentalistas, si no es que ya lo han hecho. En otros entornos dicen que canalización equivale a mediatización; de allí a que el movimiento sea considerado parte orgánica y utilísima del régimen sólo hay dos pasos; esos simpáticos pasitos leninistas hacia atrás que tanto lucen en los salones de baile, y que acaban por sacar al intérprete del local de esparcimiento.

Estos gobernantes panuchos acusan de ignorante y desinformado al Premio Nobel Stiglitz porque éste les recriminó su torpeza criminal ante la crisis y responden al noble gesto del historiador Womack (quien elogió cálidamente las luchas del Sindicato Mexicano de Electricistas) vaciando camiones de aserrín en las puertas del Gobierno del Distrito Federal justo en las horas en las que esa dependencia otorgaría un reconocimiento al historiador de Harvard. Del lado constructivo y propiamente gubernamental, parece ser que las facultades de la presidencia usurpada las facultades ya no dan más que para organizar desfiles de 20 minutos (sí, claro, el aserrín era para absorber la bosta de los caballos empleados en la fugaz exhibición). En cambio, en el aspecto depredador, los grandes negocios siguen viento en popa y, con conciencia o sin ella, o a veces de un modo y a veces del otro, el calderonato persiste, con éxito mediocre, por fortuna, en llevar adelante sus medidas de destrucción nacional.

Las cúpulas de las instituciones formales se caen a pedazos como consecuencia de la descomposición inducida por sus ocupantes y éstos son, mientras más perdidos y repudiados por sus antiguos cómplices, más peligrosos. Pero abajo hay un segmento enorme de sociedad organizada. Eso es algo que habíamos añorado durante muchos años y constituye, en medio de la incertidumbre de estos tiempos oscuros, una gran noticia.

navegaciones@yahoo.com
http://navegaciones.blogspot.com

TRES AÑOS DE RESISENCIA

Alejandro Encinas RodríguezPublicado: Noviembre 24, 2009
Cuando el 20 de noviembre de 2006 Andrés Manuel López Obrador rendía protesta como Presidente Legítimo de México, la sorna y el escarnio dieron continuidad a una guerra mediática que, desde la confrontación alentada por el gobierno federal que conllevó al desafuero del entonces jefe de Gobierno, vaticinaba el colapso de un movimiento político que asumió la resistencia civil pacífica, como vía para encauzar la inconformidad creada tras el fraude electoral del 2 de julio y comenzar la construcción de una nueva República.
Tres años después, pese a los malos augurios, este movimiento ha encauzado los avatares del conflicto postelectoral y organizado una vasta red territorial que, tras el recorrido de López Obrador por los 2 mil 456 municipios del país, ha articulado a más de 2 millones 300 mil mexicanos, y hoy, de cara al 2012, inicia un nuevo ciclo que busca, desde esa estructura territorial, ampliar su base social y acreditar un proyecto político alternativo que busca traducirse en una corriente de pensamiento que permita la conformación de una mayoría electoral, sustentada en valores como la tolerancia, la solidaridad, el respeto a la diversidad, la protección del medio ambiente y un crecimiento económico con justicia social.
Con ese propósito, este domingo se ha hecho pública una propuesta que busca alentar el debate nacional en el diseño de un Proyecto Alternativo de Nación, que entre otros puntos plantea:
Recuperar democráticamente al Estado, en un escenario donde existe una República simulada, en la que los poderes constitucionales se han subordinado a poderes de facto que privilegian sus intereses en la conducción del país. Democratizar los medios masivos de comunicación, impidiendo el control monopólico de la radio y la televisión, y que se utilice una concesión pública en función de intereses particulares. Como se subrayó en el Zócalo, no se trata de expropiar, sino de que el Estado cumpla el mandato constitucional de garantizar el derecho a la información, sin crear una excesiva reglamentación ni optar por la censura, auspiciando la libre competencia.
Transformar el actual modelo económico, haciendo que el Estado asuma su responsabilidad rectora para planear el desarrollo de acuerdo con el interés nacional, enfrentar la especulación financiera y enfocar los esfuerzos alentado la actividad productiva y el empleo; combatir las prácticas monopólicas y abolir los privilegios fiscales, abriendo paso a una reforma fiscal equitativa y progresiva, con autonomía de gobiernos extranjeros y de los organismos financieros internacionales.
Ejercer la política como imperativo ético. Cambiar la forma de hacer política. Hoy la política es sinónimo de engaño y corrupción. Es urgente darle un nuevo sentido al quehacer político, imprimiéndole convicciones y principios. Hacer valer el principio de austeridad republicana, eliminando el derroche y los privilegios de los funcionarios públicos.
Fortalecer al sector energético, lograr la soberanía alimentaria y establecer un Estado de bienestar que enfrente la desigualdad social y la incertidumbre económica, garantizando el derecho a la educación, al trabajo, la salud, la alimentación y la vivienda.
A lo largo de los últimos tres años este movimiento ha resistido todo tipo de embates, en medio del profundo deterioro de la vida pública del país, que han intentado, una y otra vez, su extinción política. Pese a ello, el movimiento ha persistido oponiéndose a la violencia y la mediocridad. Se trata de un movimiento que no se vence ante la adversidad y que lucha por convertir a México en una patria justa y libertaria.