sábado, 2 de enero de 2010

MANIFIESTO A LA CLASE OBRERA Y AL PUEBLO DE MÉXICO

PARTIDO POPULAR SOCIALISTA DE MÉXICO
181018601910 - 2010

¡CONMEMOREMOS ESTOS 200 AÑOS DE LUCHA INCONCLUSA RETOMANDO LAS BANDERAS Y RENOVANDO EL COMBATE!

¡Abajo el mal gobierno! ¡Fuera Calderón! ¡Muera el neoliberalismo!

MANIFIESTO A LA CLASE OBRERA Y AL PUEBLO DE MÉXICO
La clase dominante pretende banalizar las grandes fechas de nuestra historia, la del centenario de la Revolución de 1910, la del bicentenario del Grito de Dolores, y el sesquicentenario de la Reforma juarista, ni siquiera lo menciona. No son fiestas lo que tenemos enfrente, no son celebraciones de boato y sin contenido, como lo pretende la clase dominante; ya antes el dictador Porfirio Díaz quiso hacer un engaño igual, al celebrar con bombo y platillo el centenario de la Independencia, y entonces, ¡le estalló la Revolución!

Lo que hoy tenemos enfrente, la clase obrera y el pueblo, es otra cosa, una lucha revolucionaria doblemente centenaria que todavía no concluye y que debemos retomar hoy. Contra la maniobra de la burguesía entreguista, renovemos nuestra memoria histórica:

1810. Hace doscientos años estallaron las luchas por la independencia en México y toda la hoy América Latina; no tuvieron como única causa el anhelo de liberación política; las injusticias sociales intolerables y el mal gobierno las hicieron detonar. Además, como lo explica Vicente Lombardo Toledano, también y sobre todo las causó el hecho de que las fuerzas productivas habían entrado en contradicción con las relaciones de producción, esclavistas y predominantemente feudales.

Por eso, la de 1810, en México, con Hidalgo y Morelos como grandes conductores, fue una Revolución de Independencia y al mismo tiempo una Guerra de Clases, contra la clase dominante que imponía relaciones de tipo esclavista y feudal. Revolución que obtuvo la independencia formal con respecto de España, pero no logró destruir esos viejos modos de producción y forjar otro más avanzado; quedó pendiente ese otro aspecto. Fue el primer tiempo de una misma grandiosa sinfonía revolucionaria, diría Lombardo, que es el proceso histórico de liberación nacional que hoy todavía no concluye, está vivo y exige que le demos continuidad.

En aquel momento histórico, la no solución de sus causas principales hizo que la revolución estallara otra vez y de inmediato, y tomara la forma de una lucha dura, implacable, entre los liberales y los conservadores, que en su esencia seguía siendo una revolución antifeudal y contra el modo esclavista de producción, puesto que la esclavitud, abolida por el decreto revolucionario de Hidalgo, sobrevivió sin embargo por largo tiempo como modo de producción. Y agregó entonces el rasgo de anticlerical, al percatarse que el Clero político y la Iglesia, vista como institución y empresa, eran la fuerza fundamental que sustentaba al viejo régimen, en lo económico y en lo político.

1860. El segundo tiempo de la gran sinfonía culminó con la Reforma, que impidió al Clero seguir interviniendo en la vida pública y seguirse apropiando de tierras y bienes inmensos. Pero otra vez, si bien logró avances importantes, la revolución quedó trunca, sin alcanzar sus objetivos últimos. Porque al momento en que los liberales de Juárez triunfaban, Inglaterra, Alemania, Francia y Estados Unidos, entre otros países en los que el capitalismo se desarrolló de manera temprana, llegaban al punto en que saturaban sus mercados internos e iniciaban la fase de exportación de capitales, como resultado de las leyes objetivas que rigen ese sistema.

Empezaron entonces a comprar minas y yacimientos petroleros, a tender redes de telégrafos, a construir ferrocarriles y a adquirir todo lo que fuera lucrativo. Y así fue como llegó el capitalismo a México, desde fuera, tardíamente respecto a otros países como los citados, y deformado, pues no fue producto del desarrollo interno. Lombardo indica que de este modo “…pasaron los pueblos latinoamericanos, en un lapso breve, de su condición de colonias de España y Portugal, a semicolonias del imperialismo internacional”. Y explica: “las inversiones extranjeras provenientes de Europa y de los Estados Unidos de Norteamérica intervinieron en la vida doméstica de las naciones iberoamericanas, yuxtaponiéndose en la mayoría de ellas a las formas antiguas de producción con supervivencias semifeudales y deformando su natural desarrollo histórico.” Como resultado, las injusticias sociales se agudizaron de nueva cuenta, golpeando con dureza a las capas populares de la población.

¡Abajo el mal gobierno!, volvió a ser el grito, primero de los Insurgentes con Hidalgo y Morelos, luego de los liberales, con Benito Juárez, y en su momento, de los revolucionarios de hace un siglo, con Flores Magón, Villa y Zapata.

1910. Vino así el tercer tiempo de la gran sinfonía revolucionaria del pueblo de México, a partir de 1910, todavía antifeudal y democrático-burgués, pero con un nuevo rasgo característico: en esta fase pasó a ser sobre todo antiimperialista, pues lo que impidió que México alcanzara los fines de la Revolución, luego de las Leyes de Reforma, fue la irrupción de capitales extranjeros provenientes de Estados Unidos e Inglaterra principalmente; ya era la etapa del imperialismo, en la que el mundo sigue inmerso.

La Revolución de 1910 tuvo varios rasgos a la vez: fue una revolución democrático burguesa, es decir, antifeudal, como venía siendo desde 1810; antiesclavista en alguna medida todavía; y fue por primera vez una revolución antiimperialista o de liberación nacional, la primera desde el punto de vista cronológico, que tuvo ese carácter en el mundo, que se propuso alcanzar nuestra independencia económica y también nuestra plena independencia política, que no se tiene sin aquélla. Al triunfar, plasmó los anhelos de la clase obrera y el campesinado en el articulado de la nueva Constitución, la de 1917, la más avanzada del mundo capitalista. Pero estos logros, muchos de ellos quedaron sólo en el marco jurídico, sin convertirse en realidades tangibles, porque la oligarquía terrateniente de antaño y la nueva burguesía proimperialista que fue surgiendo, con el apoyo del imperialismo, al que sirven, pudieron empantanar las conquistas del pueblo, y más tarde, a partir de 1982 con la llegada de los neoliberales, echarlas atrás.

Ésta ha sido nuestra historia, una larga lucha, todavía inconclusa, entre el pueblo y sus explotadores, entre revolución y contrarrevolución. En cada etapa ha habido avances valiosos; no todo lo ha conseguido el pueblo, sin embargo; la batalla definitiva está pendiente todavía, se acerca el momento de librarla.

2010. “Necesitamos una nueva Revolución”, dijo Lombardo hace medio siglo: “esta revolución será la cuarta etapa de la Revolución ininterrumpida de nuestra historia, después de las etapas de la Independencia, de la Reforma y de la lucha contra la dictadura de Porfirio Díaz.” En ésta, lo probable es que no tome la forma de una insurrección armada, según lo previó Lombardo y hoy los hechos lo siguen confirmando; no existen las condiciones para que una con esa modalidad emerja triunfante, como sí las hubo en 1810, en 1860 y en 1910; por fortuna no es la única forma de hacer una revolución y llevarla a la victoria, el pueblo de México, los pueblos del mundo, han ido abriendo caminos, construyendo vías para la Revolución que son muchas y todas tienen validez; ésta será seguramente, una revolución caracterizada por grandes movimientos de masas, vigorosos, resueltos y entusiastas, como lo explicó Lombardo, capaces de detener y revertir la brutal ofensiva contrarrevolucionaria que se ha dado durante los ya casi treinta años de neoliberalismo, con Salinas, Zedillo, Fox y Calderón como cabezas visibles, que destruyó muchos de los logros de 1910 y hasta de 1860, y que hacen mucho más vigente el llamado a la cuarta etapa.

Así es como vemos en el Partido Popular Socialista de México nuestro proceso revolucionario, con sus cuatro tiempos. Éste, en el que ya estamos inmersos, tiene viejas contradicciones por resolver, no solucionadas antes: las del modo feudal de producción, las supervivencias del esclavismo y hasta de la comunidad primitiva, que también persisten. Las del capitalismo dependiente, que se profundizó y que es el modo de producción que predomina, subordinado de manera descomunal, por los neoliberales, a instancias económicas y políticas de fuera de nuestro territorio; desde allá nos saquean y nos imponen las grandes decisiones, sin que nuestro pueblo tenga la posibilidad de opinar siquiera. Nuestra precaria democracia, que apenas se construía con grandes dificultades, la echaron atrás los neoliberales y la sustituyeron por una mediática y ficticia, que encubre una brutal dictadura de clase y con la cual han logrado evitar que la revolución estalle, con el engaño de que el pueblo podrá echar a los malos gobernantes en la próxima elección, y sustituirlos, pero esto, ya lo hemos comprobado varias veces, en las condiciones actuales es sólo un espejismo. Por eso las injusticias han vuelto a agudizarse; por eso el gobierno golpea a los trabajadores del campo y la ciudad una y otra vez con toda clase de acciones, la clase dominante hace tiempo declaró una guerra sin cuartel contra el pueblo.

La nuestra sigue siendo, por eso, una Revolución de Liberación Nacional, sobre todo, y su objetivo inmediato es echar del poder a Calderón y al PAN, pero eso nada nos resuelve si no echamos a todos los neoliberales y destruimos todo el entramado construido por la burguesía proimperialista al servicio de sus amos; es indispensable, por tanto, echar del poder a esa clase social o, por lo menos, a ese sector entreguista de la burguesía. Pero ésta ha de ser también una Revolución anticapitalista que va hacia adelante, Socialista por tanto, porque la Patria no puede liberarse cabalmente sino sólo a condición de sustentarse en el futuro sobre relaciones de producción y cambio sin propiedad privada, sin explotación de unos humanos por otros.

Conmemoremos por tanto 200 años de lucha revolucionaria todavía inconclusa, redoblando la batalla; contribuyendo a la organización y movilización política de la clase obrera, de los campesinos y todas aquellas capas de la población agraviadas por el neoliberalismo, vivificando la conciencia de clase del proletariado y elevando la educación política de las otras fuerzas sociales que han de cooperar para la definitiva liberación nacional. Conmemoremos 200 años de revolución inconclusa retomando las banderas de Hidalgo, Morelos, Juárez, Flores Magón, Villa, Zapata y Lombardo, y renovando el combate, poniéndolo al día. Conmemoremos 200 años de revolución, aportando a la cohesión del movimiento de masas contra el neoliberalismo, insuficientemente articulado todavía y carente de la indispensable visión unitaria de estrategia y táctica de mediano plazo, sin la cual la victoria revolucionaria es imposible. Conmemoremos 200 años de lucha tomándonos de las manos firmemente con los electricistas, los trabajadores de la educación, los mineros, los campesinos, los pueblos y comunidades indígenas y todos los agraviado por el neoliberalismo y el capitalismo dependiente, y dando nuevos pasos unitarios, que avancen de la suma numérica a la unidad de objetivos, asumida con plena convicción, ¡si lo logramos, seremos invencibles!

¡La victoria pronto será nuestra!, ¡Viva México!, ¡Viva la clase trabajadora!, ¡Hasta la victoria siempre!
Ciudad de México, 1º de enero de 2010.
http://www.ppsm.org.mx

EXIGENCIA DE RENUNCIA A FELIPE CALDERÓN

BLA, BLA, BLA, BLA QUE RENUNCIE!!!!

EN COMPLICIDAD CON AUTORIDADES SE ENJUCIA A DEFENSORES DEL AMBIENTE

Empresas que ven afectadas sus operaciones los acusan de difamación, despojo o invasión
Los casos de Minera San Xavier, en SLP, y granjas Carroll, en Veracruz, los emblemáticos
Angélica Enciso/ II y última
Periódico La Jornada


Sábado 2 de enero de 2010, p. 26
En la lucha por la conservación del medio ambiente, algunos activistas y pobladores en general enfrentan demandas en los tribunales. Empresas que consideran que sus planes se ven afectados y autoridades que las apoyan toman el camino de entablar denuncias judiciales en su contra.
El caso de Minera San Xavier, en Cerro San Pedro, San Luis Potosí, que explota oro y plata, lleva alrededor de 13 años. En dos ocasiones, el Tribunal Federal de Justicia Fiscal y Administrativa le ha retirado los permisos ambientales, a pesar de lo cual continúa en operación. La empresa, al mismo tiempo, ha llevado a los tribunales a varios de los opositores al proyecto.
Ana María Alvarado, ejidataria de Cerro San Pedro, explica en entrevista las diversas demandas que ella y sus compañeros han enfrentado desde que comenzaron a luchar contra la operación de la firma en un área natural protegida.
Recuerda que la primera denuncia fue por difamación, debido a que hicieron un folleto denominado Espejito, espejito, en el que exponían los riesgos de la operación de la planta. Además de Alvarado, la empresa demandó a Mario Martínez, Marcos Rangel, Gilberto Estrada y Angelina Núñez.
Después enfrentaron otro proceso por despojo, luego de haber tomado la casa ejidal de su comunidad. Entablaron la querella ejidatarios de la Zapatilla, quienes se hacían pasar como dueños de las tierras de Cerro San Pedro.
Otra denuncia más en su contra fue abierta ante la Procuraduría General de la República por invasión y daños, por el hecho de haber entrado a una finca del siglo XVII conocida como Los Pocitos. En esta se implicó a Alvarado, Marcos Rangel y Juan Manuel Fausto Franco, este ultimo representante del Instituto Nacional de Antropología e Historia. De acuerdo con los opositores, Minera San Xavier hizo un contrato de arrendamiento de las tierras donde opera con falsos propietarios –los ejidatarios de la Zapatilla–, lo cual ya quedó demostrado en los tribunales agrarios.
Después de una golpiza que recibió en 2006, Enrique Rivera, también activista opositor a la minera, se fue a vivir a Canadá, al considerar que la agresión en su contra se debió a que participó en el movimiento.
En tanto, en Perote, Veracruz, la empresa Granjas Carroll y las autoridades estatales acusaron de difamación y ataque a las vías de comunicación a José Luis Martínez, Margarita Hernández, Berta Crisóstomo, Guadalupe Serrano y Verónica Hernández, habitantes de La Gloria –donde presuntamente se dio el primer caso de influenza humana.
Libertad bajo fianza
En 2006, Verónica Hernández, profesora de telebachillerato, fue acusada de difamación por la empresa productora de cerdos. El delito fue leer un volante en una estación de radio, el cual fue suscrito por diversas comunidades. Después –explica– se le agregó el delito de ataque a las vías de comunicación por un bloqueo carretero el 10 de enero de 2007, en el cual no participó.
Recuerda en entrevista que a pesar de que los testigos que declararon en su contra ya se retractaron, el proceso sigue abierto y cada dos semanas tiene que ir a firmar, ya que permanece en libertad bajo fianza.
En Temascalapa, estado de México, el Frente del Pueblo en Defensa del Agua y la Tierra expresó en un comunicado su temor por la vida de Juan Antonio Medina Austria y de su familia. Explicó que la comunidad ha expresado su rechazo a la permanencia del cementerio nuclear Maquixco, localizado en el kilómetro 18.5 de la carretera Tizayuca-Otumba, y también se ha opuesto al desarrollo de unidades habitacionales.
En un manifiesto dirigido a la población de Temascalapa y pueblos de la región, informaron que el cementerio nuclear confina alrededor de mil 418 metros cúbicos de desechos radiactivos, cuenta con una superficie de entre 18 y 20 hectáreas y está cerca de los pueblos de San Juan Teacalco y Santa María Maquixco, a menos de 75 kilómetros de la ciudad de México
Informaron que entre 1970 y 1989 se depositaron en ese lugar 96 toneladas de varilla contaminada con cobalto 60, mineral de uranio, y otras sustancias químicas procedentes de Pachuca y Ciudad Juárez, Chihuahua.

Esta foto publicada hoy en La Jornada nos habla del alto grado de conciencia que tienen los pueblos originarios:
PROTESTA MAZAHUA

Integrantes de la comunidad San Idelfonso, en el estado de México, se oponen a que una empresa privada se beneficie con la explotación de los bosques, luego que la Semarnat le otorgó un permiso.

SE AGOTÓ LA DEMAGOGIA

2010-01-02
ApuntesGuillermo Fabela Quiñones
Es increíble cómo los publicistas al servicio del gobierno federal trastocan la realidad con tal de cumplir sus propósitos engañosos. Comienza a verse la tendencia que seguirán durante enero, de encubrir las causas del cruel empobrecimiento de millones de mexicanos, o achacárselas incluso a quienes luchan por mejorar realmente la situación del país. Tal es el caso al apuntar hacia el Sindicato Mexicano de Electricistas como el que tiene a la nación en vilo, por su lucha sindical en favor de la reivindicación de la clase trabajadora. De igual modo, al referirse al líder de la izquierda verdadera, Andrés Manuel López Obrador, como el principal causante de la crisis generalizada que vive la nación, como si él llevara las riendas de las instituciones.
Es el último recurso que les queda, toda vez que la realidad es tan dramática y contraria a los espots que producen sin ningún recato, que mientras más se empeñan en deformar los hechos, los resultados son contrarios al propósito que persiguen de ocultar las causas de los mismos. ¿Quién puede creer que “estamos saliendo adelante” con las políticas públicas del “gobierno” de Felipe Calderón? ¿En qué cabeza cabe que alguien pueda aceptar, en su sano juicio, que “vivimos mejor” gracias a las medidas económicas decretadas por éste? El apotegma de Abraham Lincoln sigue vigente, sobre todo cuando el afán de engañar a todo un pueblo se convierte en la parte fundamental de la acción gubernamental.

MÉXICO ESTÁ EN LA ANTESALA DE SU TERCERA REVOLUCIÓN

2010-01-02
* La pregunta es si esa revolución será pacífica, con un cambio de actitud y una refundación de la República que se geste por encima de los intereses que hoy paralizan a la nación...
* O si será violenta, mediante la fuerza, con el alzamiento de los millones de desposeídos que no aciertan a garantizar su sobrevivencia en el presente, y mucho menos a apostar por un mejor futuro: historiador y escritor Francisco Martín Moreno
MEXICO, D.F., 1 de enero.- La pregunta es si esa revolución será pacífica, con un cambio de actitud y una refundación de la República que se geste por encima de los intereses que hoy paralizan a la nación...
O si será violenta, mediante la fuerza, con el alzamiento de los millones de desposeídos que no aciertan a garantizar su sobrevivencia en el presente, y mucho menos a apostar por un mejor futuro.
Veamos de la mano del escritor e historiador Francisco Martín Moreno la radiografía de las revoluciones que forjaron el México de hoy. Y con las reflexiones de los historiadores Patricia Galena, Enrique Serna y Alejandro Rosas, evaluemos las similitudes de las condiciones que nos permitan comprender los cambios que se avecinan. Analicemos...

LA TERCERA REVOLUCIÓN
México está en la antesala de su tercera revolución.
A nadie escapa que los esquemas políticos, económicos y sociales que experimentó el país en el siglo 20 están agotados, caducaron. Ya no responden a las exigencias de los tiempos.
Las estructuras forjadas en el centralismo político que manipula la democracia y en las prácticas monopólicas de una economía que simula libre competencia, no dieron los resultados suficientes para cerrar la brecha social.
En el amanecer de 2010, 100 años después de la Revolución y 200 años después de la Independencia, se reciclan los vicios que provocaron aquellas revueltas y que hoy crean un caldo de cultivo propicio para el sacudimiento del sistema y, por ende, de la nación.
Los reclamos de la autonomía fiscal, que fueron el detonante de la Independencia, se espejean en el centralismo tributario de un gobierno federal insaciable, obeso e ineficiente.
Un gobierno que primero alimenta su elevada burocracia y luego utiliza los sobrantes para comprar las voluntades de los nuevos caudillos regionales, los actuales gobernadores.
Las exigencias de un sufragio efectivo, las mismas que detonaron el estallido de 1910, vuelven a estar vigentes frente a una partidocracia que con sus reglas a modo, secuestra al sistema político e impide que cualquier mexicano aspire a un cargo de elección. Tiene que ser bajo sus siglas, sometido a sus reglas.
Los asientos legislativos que deciden, los que tienen poder real, no se ganan en las urnas. Se pactan como plurinominales desde las cúpulas que están cooptadas por los poderes fácticos. Y los votos que deciden el triunfo en muchos casos no son los de los ciudadanos, sino los de los sindicatos que operan al servicio del mejor postor. ¿Quién representa en la actualidad a los mexicanos? ¿El Congreso...? ¿Quién escucha y acata sus deseos?
Un puñado de notables deciden, como si fueran amos y señores de la colonia o el porfirismo, el juego político, económico y mediático que les permite imponer sus condiciones por encima del interés público. Los beneficios son de los pocos que tienen más. Y los que pagan tributos fiscales o el sobreprecio de bienes y servicios son los muchos que poseen menos.
Y los desequilibrios se asoman en una nación que 100 años después de su gran revolución no es capaz de tejer, más allá de sus reciclados discursos, un horizonte de esperanza para sus desposeídos.
El padrón que en los últimos años ganó más adeptos no es el de los electores, o el de los emprendedores, o el de los creadores de riqueza, o el de una clase media en crecimiento o el de los mexicanos con más y mejor educación. El padrón que más creció fue el de los pobres.
Cien años después de la revolución que reclamaba la justicia social, uno de cada dos mexicanos está inscrito en la ignominiosa lista bajo el sello de “pobre”. La viabilidad del país está en riesgo.
Más aún cuando existen dos poderes que se instalan por encima de los que en legitimidad deberían gobernar a la nación.
Uno es el poder del neoporfirismo. El dominio de una casta privilegiada que se entronizó en la política y en la economía tras 70 años de priismo. Una élite política y económica que cerró filas en torno al neoliberalismo salinista que hoy continúa imponiendo su voluntad en el quehacer nacional.
Los mismos nombres que se heredan los asientos legislativos, los mismos nombres que dominan los negocios públicos y privados , los mismos nombres que, instalados en cotos sindicales, cobran cara su protección. Otro es el poder del neovillismo. El de un puñado de bandoleros etiquetados como narcotraficantes, los miembros del llamado crimen organizado, que imponen su ley por encima del Estado.
Con la diferencia de que al menos Francisco Villa esgrimía una causa social para justificar su calidad de bandolero. Los neovillistas de hoy no solo compran al sistema en todos sus niveles.
Lo más doloroso es que corrompen la salud nacional promoviendo las adicciones.
Y la movilidad social, que fue el detonante del crecimiento y la consolidación de una clase media entre los años 50 y 80, está congelada. Se trabaja no para crecer ni para hacer patrimonio, sino para sobrevivir atrapados en una espiral de ciclos de crisis sobre crisis.
Y todo este proceso se da mientras que en las aulas nacionales se incuba la mediocridad y la resignación. El sistema educativo no es ni creativo ni productivo. Es una mal aceitada maquinaria de control político incapaz de preparar profesionistas mexicanos de clase mundial.
El modelo se agotó con Luis Echeverría en la Presidencia. Los primeros brotes de insurgencia se dieron con movimientos armados clandestinos que confrontaron el orden establecido. Pero el sistema se hizo de oídos sordos.
Ni José López Portillo ni Miguel de la Madrid pudieron rescatarlo. La frivolidad de uno y la medianía del otro apenas sobrevivieron a sus sexenios. Carlos Salinas de Gortari diseñó una revolución de instituciones con una visión que lucía casi perfecta.
Pero falló en la implementación. Y terminó atrapado en los mismos vicios del viejo sistema fincado en el control, la sumisión, la ignorancia y la corrupción.
Peor aún, las riquezas generadas por el amiguismo de su sexenio y las fortunas amasadas por los políticos de su administración son los dineros que hoy aceitan la maquinaria que blinda el statu quo que defiende sus privilegios.
El surgimiento de una incipiente neorrevolución zapatista y la moderna versión de una Decena Trágica, anticipada con los asesinatos de Luis Donaldo Colosio y José Francisco Ruiz Massieu, frenaron los avances modernizadores de entonces.
Las privatizaciones tan elogiadas por las élites nacionales e internacionales terminaron en manos de unos cuantos amigos privilegiados, y la crisis del postsalinismo, agravada en el sexenio de Ernesto Zedillo, trajo el efecto del Santa Anna neoliberal.
La banca, el territorio económico del sistema nacional de pagos, fue puesta en manos de extranjeros, un caso único en el mundo.
El petróleo mexicano terminó siendo procesado por las multinacionales, y la riqueza generada fue consumida por el gasto corriente de la burocracia.
Aunque Ernesto Zedillo entendió el signo de los tiempos y con el respeto al voto en la elección presidencial de 2000 despresurizó la intranquilidad generada por las crisis recurrentes, la transición política terminó abortada.
Vicente Fox quedó atrapado en los mismos temores de Francisco I. Madero. Sometido a los intereses que se negaban a ceder sus espacios para dar paso al nuevo modelo de nación y consultando el destino nacional en una ouija.
El horizonte esperanzador del “Sexenio del Cambio” se topó con la incapacidad presidencial para desmantelar la compleja red de intereses que, ante la falta de voluntad y decisión, volvió a manos de los salinistas.
Los modernos Limantour se adueñaron de la hacienda nacional, y los ejes del poder se mudaron de Los Pinos a los sindicatos, a los medios de comunicación, a los despachos de empresarios monopolistas y a las residencias de ex presidentes. A las de todos los beneficiados por el viejo sistema. El secuestro de Felipe Calderón desde los favores electorales priistas para legitimar su triunfo lo obligó a ceder en las urgencias de los cambios de fondo, los que demandaban una revolución de las conciencias y una sacudida a fondo de los privilegios de las élites.
Y mientras tanto la nación está secuestrada por los monopolios privados, por los sindicatos oficiales, por los partidos políticos y por el Congreso de la Unión que le restan cualquier margen de maniobra para encausar a México hacia el progreso y la libertad que, sin duda, se merece al instalarse entre los grandes en el siglo 21.
Por eso, el año 2010 que hoy se inicia va más allá de una fecha simbólica. Porque, con otros nombres, subsisten los hacendados y los jornaleros.
Porque, con distintos ropajes, sobreviven los que sienten que la nación está escriturada a su nombre.
Una nueva revolución se hace indispensable para alterar el curso de una historia que se perfila con un final muy infeliz.
Cerrar los ojos a esta realidad es apostarle a un nuevo estallido, a un nuevo levantamiento sin control. Porque a diferencia de los tiempos de la Independencia y la Revolución, hoy están dadas las condiciones para gestar no un movimiento armado, sino una revolución de la conciencia nacional.
Un cambio real y sustantivo de la actitud nacional para concretar las reformas que rompan los cercos de privilegios políticos, económicos, sindicales y mediáticos que inhiben el desarrollo de un México urgido de recuperar su posición global, que hoy va en picada.
Es curioso que sin insurgencias ni confrontaciones, naciones latinoamericanas como Chile o Brasil, con gobiernos de izquierda, están logrando en pocos años una modificación real de sus sistemas políticos y económicos, con el positivo reflejo en el combate a la pobreza y en la recuperación de la esperanza en el ánimo nacional.
Por eso, Reporte Índigo invitó hoy a Francisco Martín Moreno, uno de los escritores e historiadores más leídos de México. Para hacer una evaluación de las condiciones que se vivían en 1810, las que se tenían en 1910 y las que prevalecen en 2010.
El autor de “México Negro” y “México Mutilado” también dialogó sobre las peculiaridades de los movimientos insurgentes y las condiciones en las que actualmente vivimos con tres historiadores de primera línea: Patricia Galeana, Enrique Serna y Alejandro Rosas.
Te convocamos a que en los albores del bicentenario de nuestra Independencia y del centenario de la Revolución, reflexionemos juntos sobre dónde estamos y a dónde queremos llegar.
Sobre cómo aprovechar las vastas riquezas naturales, las inmensas extensiones agrícolas, los bosques, litorales y mares, para generar la riqueza suficiente que rescate de la miseria a millones de compatriotas.
Pero ante todo, a intentar debatir lo que es necesario hacer para evitar que se repita el ciclo violento que dominó en los últimos dos siglos. Todavía estamos a tiempo de cambiar la historia.
(Ramón Alberto Garza, director de la revista digital Reporte Indigo)

EL COMBATE ALOS POBRES

Abraham Nuncio
El combate a la pobreza parece ser una buena coartada para combatir a los pobres. Sobre todo allí donde se ha logrado que los ciudadanos depongan la protesta social como un instrumento de defensa de sus propios derechos constitucionales. Franeleros (cuidacoches o limpiavidrios) han dado en llamar a quienes no encuentran trabajo y se dedican a medio guiar automovilistas u ofrecerles un cierto tipo de fast-cleaning service a sus carros. Aduciendo quejas de los automovilistas, que nunca se hicieron públicas y menos fueron cursadas por los supuestos afectados a través de alguna instancia administrativa o judicial, como llegó a establecerlo la Suprema Corte de la Justicia de la Nación en el caso del Distrito Federal, el ayuntamiento de la capital de Nuevo León ordenó cazarlos para impedirles realizar sus actividades, encarcelarlos y luego multarlos con 450 pesos. Acto en verdad incalificable.
Digo cazarlos, pues la palabra cacería (sin comillas) describe con justeza la que se cometió en contra de esos hombres pobres. Así se la pensó y así se la justifica. Leamos: “Tras revelarse que la cacería de franeleros que inició el municipio de Monterrey fue enfocada sólo a zonas que cuentan con parquímetros, el alcalde regio, Fernando Larrazabal, aseguró que el operativo será permanente y se ampliará a diferentes puntos de la ciudad.” (El Norte, 26.12.09).
La policía regiomontana no escapa a la evaluación de Felipe Calderón en una de sus declaraciones de quiebra del país: El 50 por ciento de los policías no son recomendables, dijo ante el Senado en noviembre de 2008. Y el otro 200 por ciento (por los que no portan placa, pero actúan con la misma impunidad policiaca que los uniformados) se halla bajo sospecha de la ciudadanía. Inepto para combatir el crimen que asuela de muy diversas maneras a la población, el cuerpo de policía resultó sumamente eficaz para agredir a quienes no hacían sino ejercer su derecho de libertad laboral consagrado en el artículo cuarto constitucional. Aquello de la dignidad de la persona humana, según el credo panista, no vale para todos, pero menos para los que menos pueden.
Violaron sus derechos, vejaron, expusieron al ludibrio público –con la ayuda de la prensa escrita y las televisoras locales– a unos ciudadanos que no hacían sino buscar el sustento para sus familias. Pero como los policías sólo cumplen las órdenes de sus jefes sin considerar que hay órdenes escritas (las de la Constitución, que es lo primero que debieran aprender en un curso de capacitación) superiores a las de los que los mandan, no tuvieron el menor escrúpulo en cometer el delito de privación de la libertad en numerosos casos.
Se trató, de hecho, de un secuestro masivo. En esta ocasión no hubo, empero, un funcionario del corte de Mauricio Fernández, el publicitado presidente municipal de San Pedro Garza García, que se lanzara en contra del crimen organizado para hacer cesar los secuestros. Avanzo dos posibles razones: porque a los delitos institucionales no se les quiere ver como delitos y detrás de sus autores –adicionalmente– están autoridades con poder, lo cual inhibe cualquiera otra consideración, salvo la de los hechos consumados, y porque cuando esos delitos son cometidos en contra de individuos o comunidades pobres, el prejuicio de clase se impone: los pobres son delincuentes hasta en tanto no prueben lo contrario.
Los empresarios de Monterrey han sido los más fervorosos defensores del libre comercio. Ahora acusan al anterior alcalde, Adalberto Madero, de haber permitido el crecimiento del comercio ambulante en las principales calles del primer cuadro de la ciudad. La ofensiva en contra de los franeleros y ahora del comercio ambulante lleva la declaración implícita de que la libertad y la competencia sólo están reservadas a quienes disponen de capital suficiente para establecerse.
Por eso es que en Monterrey no hay quioscos de periódicos ni condiciones para que Vasconcelos pudiera llevar a cabo su idea de vender libros no sólo en las librerías, sino en cualquier tenderete. Ese proyecto se habría topado con el responsable de la enorme biblioteca que fue construida durante el sexenio foxista con su nombre –por cierto, no sin implicaciones opacas que han quedado sin aclarar– y que ahora es el presidente municipal de Monterrey.
En el caso de los franeleros y muchos otros ciudadanos que laboran en el mercado informal no se toma en cuenta la crisis, causada por una política económica que ha sido promovida, entre los primeros, por los grandes empresarios regiomontanos, ni sus efectos empobrecedores. Sus beneficios no han escurrido hacia la clase media y menos hacia las clases de menores ingresos, pero sí una ideología grotesca que justifica la inicua distribución de la riqueza, el empobrecimiento y el demagógico combate a la pobreza. Con frecuencia se puede escuchar frases tales como: en Monterrey no se hace rico sólo quien no quiere, la crisis también es oportunidad, en Monterrey no encuentra trabajo el que no lo busca, si no tienen con qué es porque son unos flojos, etcétera.
La respuesta a todas esas distorsiones y frivolidades ha sido el crimen organizado. Nadie debiera dudar que más de un franelero fuera reclutado por cualquiera de las bandas que operan en la región. Ser miembro de una de ellas es la única forma que tiene un pobre de adquirir un pequeño poder, a veces sólo del tamaño de un arma: el que jamás tendría en una sociedad donde le es negada la más elemental supervivencia. Y luego los responsables de su expulsión y cambio de giro se quejarán de la creciente inseguridad a quienes no han sabido ver más allá de sus blindadas narices.
El trasegado estado de derecho está muy lejos de anclar en México. Una de sus condiciones es el combate a la desigualdad. Pero autoridades, partidos, comisiones oficiales de derechos humanos, iglesias, organizaciones sindicales y un considerable sector de la sociedad no parecen tener siquiera en mente tal iniciativa. Por ello el combate a los pobres seguirá viento en popa. Impunemente.

MÉXICO SA


Más deterioro social en 2010
Huracán de aumentos con el comienzo de año
Carlos Fernández-Vega
Para este arranque de año nuevo los mexicanos esperaban una lluvia de estrellas, pero de nueva cuenta recibieron un huracán de aumentos de precios y deterioro social. En 2010, México acumula 28 años consecutivos de dictadura neoliberal –cinco máscaras para el mismo gobierno–, con su probada ineficiencia y sus sobadas medidas dolorosas, pero necesarias que han hundido al país en la mezquindad política, el raquitismo económico y el desplome en el nivel de vida.
Veintiocho años al hilo, pero como al mal tiempo recomiendan buena cara, van algunos chistes para un mejor inicio de año, todos ellos contados en tres actos por el cómico en turno –ahora de vacaciones–, que no son otros que los repetitivamente narrados en su momento por cada uno de sus cuatro antecesores en el puesto, todos con el mismo humor negro:
Primer acto: gracias al esfuerzo de todos los mexicanos recibí un país con estabilidad económica, hemos mantenido y consolidado esta situación favorable con bajas tasas de inflación y de interés. Lo hemos hecho porque no estamos dispuestos a volver a vivir otra crisis económica en el país. Mi administración ha dado señales claras de rumbo, de firmeza y de certidumbre a los inversionistas. En parte por ello, la confianza internacional en México ha crecido notablemente. Turbulencias recientes en los mercados financieros internacionales han obligado a los bancos centrales de otros países a inyectar cientos de miles de millones de dólares a su sistema financiero para atender
problemas de solvencia. No ha sido el caso de la economía mexicana que ha demostrado solidez en su sistema financiero y monetario. En otros tiempos, estas turbulencias hubieran generado una crisis económica. México ha logrado sostener importantes tasas de crecimiento del empleo a pesar del bajo crecimiento de la economía de Estados Unidos, que ha limitado la expansión de nuestra propia economía. Es urgente revertir las terribles condiciones de desigualdad que se viven en el país y cerrar la brecha entre los pobres y los ricos; a la luz de esta realidad queda claro que tenemos los mexicanos una enorme deuda con los más pobres, México no puede esperar más, llegó la hora de pagar la deuda social con los que menos tienen. Se trata de generar más riqueza, y al mismo tiempo, de distribuirla mejor. Transformar a México de un país que pierde a lo mejor de su gente a través de la migración, en un México que es capaz de generar oportunidades de ingreso a los mexicanos aquí en su tierra. De un México amenazado por la criminalidad y la violencia, a un México en paz, un México libre, un México donde nuestros hijos puedan caminar, jugar, estudiar, crecer y vivir en paz y con dignidad. Qué cuentas vamos a rendir a nuestros hijos acerca de lo que hicimos o dejamos de hacer por México en estos años que nos ha tocado vivir (septiembre, 2007).
Segundo acto: estamos realizando grandes esfuerzos para que no se afecte la economía de las familias mexicanas más pobres. Un ejemplo de ello es que a pesar de los ajustes, el precio de la gasolina en México es 40 por ciento más barata que lo que cuesta en Estados Unidos y su precio en México es la tercera parte de lo que cuesta en muchos países de Europa. Lo hacemos para apoyar, precisamente, a las familias más pobres. A pesar de todo eso, la economía mexicana ha resistido razonablemente con solidez este escenario económico adverso y poco a poco vamos saliendo adelante. El crecimiento de nuestra economía en el primer semestre de este año fue de casi 3 por ciento. Si bien es cierto que no es el crecimiento que necesita el país para progresar, es positivo este dato dado las condiciones tan adversas que tuvimos que enfrentar. El empleo también ha seguido creciendo, ya van más de 800 mil nuevas fuentes de trabajo en el país desde el inicio de mi gobierno. Los problemas económicos internacionales que ahora enfrentamos son transitorios a final de cuentas, van a quedar atrás; pero lo que va a permanecer son los cambios de fondo que le estamos haciendo a la economía. Al final de esta coyuntura difícil tendremos una economía más fuerte, más sólida, que crecerá más rápido y generará más empleos. Mi gobierno seguirá trabajando todos los días para buscar y dar solución a los temas que más te preocupan a ti y a tu familia. Un México más seguro y más justo, más limpio, más libre y más democrático, donde todos los mexicanos podamos vivir mejor (septiembre, 2008).
Tercer acto: en esta administración nos trazamos también la meta de transformar nuestra economía, a fin de hacerla más competitiva y capaz de generar los empleos que necesitamos. En la segunda mitad del año pasado, en 2008, México comenzó a sufrir los efectos de la crisis económica internacional. En efecto, ésta ha sido la peor crisis económica en décadas, pero gracias al esfuerzo de todos, logramos que su impacto en el empleo y en el ingreso de los mexicanos fuese considerablemente menor a lo que se registró en crisis anteriores. Entre las medidas concretas que tomamos para proteger los empleos de los mexicanos, se encuentran las siguientes: el Programa de Preservación del Empleo. Ahí protegimos a los trabajadores, en particular los de las industrias exportadoras, que fueron las más afectadas por la caída de nuestras ventas externas. Ampliamos el Programa de Empleo Temporal. Y así, en el primer semestre del año brindamos oportunidades de trabajo a medio millón de mexicanos, cuyas familias, sin estas actividades, no hubieran tenido posibilidad de ingreso. También, la administración ha adoptado una política social integral que busca igualar las oportunidades de vida digna para los mexicanos. Pasada esta difícil coyuntura, ahora la prioridad debe ser recuperar la senda del desarrollo humano sustentable, la del combate a la pobreza, la del crecimiento económico acelerado con justicia y con generación de empleos. Y quienes tenemos responsabilidades públicas, no podemos permitir que la grandeza de México, que está en su gente, en sus recursos, en su historia, quede finalmente frustrada en sus posibilidades por la falta de visión de los actores políticos, que nos impida ponernos de acuerdo para cambiar y acerca de cómo cambiar al país (septiembre, 2009).
Las rebanadas del pastel
Lo que no es chistoso es que a partir de ayer se incrementó el precio del gas LP, otra medida dolorosa, pero necesaria, que se suma al inmisericorde bombardeo de aumentos para vivir mejor, el peor chiste de todos.