miércoles, 3 de marzo de 2010

"INFOTMACIÓN" PAGADA

03 de Marzo de 2010
ÍNDICE POLÍTICO
FRANCISCO RODRÍGUEZ
SIN QUERER QUERIENDO, como El Chavo del Ocho, el señor Felipe Calderón puso en el tapete de las discusiones el espinoso tema de la información pagada. Enojado porque su travesura a la gobernadora de Yucatán se le había revertido, el ocupante de Los Pinos lanzó el último fin de semana un disparate: la prensa, dijo, difunde gratis mantas de criminales con recados de fulano para zutano, mientras a cualquier empresario o al gobierno “nos cuesta” varios millones de pesos pagar una primera plana.
¿Querrá decir Calderón que todos o la mayoría de sus mensajes que se publican en las páginas principales de los diarios son tan intrascendentes que, de no ser pagadas, las notas no aparecerían nunca al frente de ninguna edición? ¿Todas las que ahí se han publicado a la fecha han sido pagadas?
Otro berrinche de Calderón que, para no variar, le implica un tiro por la culata. En narco-mantas, cierto, hubo críticas a las alianzas que para favorecer (sic) al PAN ha establecido con el PRD de los “Chuchos”. Y en su respuesta a los mañosos pone en evidencia a sus editores “aliados”.
Lo cierto es que, hoy y aquí, persiste un manejo abusivo y discrecional de la publicidad oficial, que funciona como una especie de censura indirecta sobre cierta prensa. Nada curiosamente, sobre aquella para la que es noticia el que Calderón esté feliz o no en eventos internacionales, por ejemplo.
Las modalidades de la censura indirecta o sutil, de acuerdo a especialistas, son cuatro: el manejo abusivo de la publicidad oficial para influir en los contenidos de los medios, los pagos hechos directamente a periodistas, la asignación discriminatoria de publicidad a favor de aliados políticos y el uso de la publicidad con fines propagandísticos.
Todo ello se ha dado en la gestión de los gobiernos federales panistas, que presumen –como si fuese cierto--, que como nunca hay libertad de prensa en nuestro país. A fe mía que no es así.
La distribución de la pauta publicitaria se sigue haciendo en forma discrecional, con la no declarada intención de que los medios beneficiados aten su línea editorial a los intereses de la Administración federal, aunque también sucede en entidades federativas y en municipios. En Guanajuato, por ejemplo, hasta se dan el lujo de solicitar a los editores que este o aquél colaborador dejen de ser publicados, por el temor a que la sobrevivencia del medio quede lesionada.
Así, cuando la Administración “cumple” con el deber de dar publicidad sus actos y llevar a cabo campañas de información que den cuenta de sus políticas, éstas se llevan a cabo, muchas veces, a través de la publicación de avisos pagados en los medios de comunicación. Ninguno de ellos tiene derecho a recibir publicidad oficial, pero todos los que reciben esos avisos tienen derecho a no dejar de recibirlos como consecuencia de sus contenidos críticos hacia el poder político en turno.
No se trata de que el Estado mantenga a los medios, sino de que los recursos que gasta en sus campañas sean distribuidos de manera transparente, controlada y racional. No hacerlo implica dejar al arbitrio del gobernante el manejo de recursos públicos en función de la mayor o menor complacencia que los medios y sus periodistas adopten ante la autoridad política. Algo que, en la práctica, constituye una censura sutil, en ocasiones efectiva.
Es vital, al mismo tiempo, que comunicadores y responsables de medios periodísticos comprendan que su único compromiso debe ser con su público, al tiempo que su mayor capital no dependerá nunca del tamaño de la pauta oficial que sean capaces de recoger, sino de su credibilidad y su calidad informativa, valor sin el cual, tarde o temprano, ningún producto periodístico podrá sobrevivir.
Entretanto, muchos medios viven de los millones que Calderón paga para que sus huecos y contradictorios discursos aparezcan en las primeras planas.
Índice Flamígero: Triste papel del guanajuatense Juan Manuel Oliva. Calderón lo usa como ariete en contra de El Yunque del que proviene. Lo envía a Córdoba, Veracruz, a tratar de “aplacar” a Gerardo Buganza. Va como testigo de honor (sic) a la asunción de un priísta como candidato del PAN en Durango. Todo en avión oficial, pagado por los contribuyentes de Guanajuato. + + + Pidió licencia como diputado César Nava. ¿Para enfrentar los cargos de corrupción que se le imputan a su paso por Pemex y la Secretaría de Energía? Nada de eso. Para dedicarse 100%, así dijo, a los procesos electorales. Deja colgados de la brocha a sus electores.
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