Escrito por Esteban Garaiz
“Parturient montes, nascetuy ridículus mus”. Parirán los cerros; nacerá un simpático ratoncito. Los versos del poeta latino Quinto Horacio Flaco se han seguido repitiendo por 2, 000 años más. De todo aquel aparatoso acontecimiento en Morelia, con el ruido atronador de los helicópteros militares volando a ras de las casas y con la detención de 32 funcionarios públicos michoacanos en junio de 2009, por presuntos vínculos con el narcotráfico, irrumpiendo incluso con violencia en el palacio de gobierno, ahora resulta que el Tribunal Unitario Auxiliar de Acapulco, Guerrero, ha absuelto por falta de pruebas (repito: por falta de pruebas) a 12 de ellos.
Si ustedes piensan que se les ha ofrecido disculpas por haber destrozado sus vidas familiares y su fama pública, o algún tipo de reparación, vale más que abandonen esa ingenua pretensión. La guerra sin cuartel, pero con los del cuartel, contra el crimen organizado, en nada reduce los delitos contra la salud, en tanto que las cifras oficiales nos indican que la adicción a las drogas en México ha aumentado en un 50 por ciento.
Por tanto el gobierno federal miente en sus promociones, de propaganda, diciendo que la guerra es para rescatar a nuestra juventud de las garras de la adicción. Nada serio se está logrando a favor de la salud.
Crimen y delito contra la salud es tener en México una mortalidad infantil escandalosamente alta por falta de médicos en zonas rurales; y los médicos faltan por la evasión fiscal de los grandes empresarios por 840 mil millones de pesos: elusión promovida por el propio Gobierno Federal. Eso sí es delito contra la salud.
No debe sorprendernos, desconfiados lectores, la plena, la cabal congruencia jurídica del licenciado Felipe Calderón que pone al ejército nacional frente a la propia población civil, ya que media nación (según sus cálculos) es sospechosa de colaborar con el crimen organizado (salvo que demuestre lo contrario); y dado que para el ejército todo el que está enfrente es el enemigo.
Si durante todo el año 2006 se ostentó alegremente al lado de su asesor político Antonio Solá , catalán de nacionalidad española: el importador (que no inventor) de la leyenda de que el adversario político es un peligro para México. Lo hizo en estricto cumplimiento del artículo 33 de la Constitución, que textualmente dice: “Los extranjeros no podrán de ninguna manera inmiscuirse en los asuntos políticos del país”.
Aunque quizá don Felipe no le da tanta credibilidad a aquel otro principio jurídico de que: “Tanto peca el que mata la vaca, como el que le tiene la pata”. Porque 4 días después de aquella azarosa jornada del 1 de diciembre, cuando protestó guardar y hacer guardar la constitución y las leyes de la República, decide concederle al delincuente electoral la nacionalidad mexicana.
Si algún ciudadano opta por solicitar copia del nombramiento de Antonio Solá como representante personal de Felipe Calderón en España, por respuesta recibirá que es información reservada por 12 años.
La misma congruencia jurídica desplegó Calderón al ofrecer en Davos contratos petroleros, en estricta aplicación del artículo 27: “Tratándose del petróleo y de los carburos de hidrógeno sólidos, líquidos o gaseosos o de minerales radioactivos, no se otorgarán concesiones ni contratos…”
http://www.avenida24.com/analisis-politico/mexico/1211-pariran-los-montes
sábado, 6 de febrero de 2010
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario