lunes, 30 de noviembre de 2009

JUANITO

2009-11-30
Ricardo Andrade Jardí
No cabe la menor duda de que todo en México se ajusta a la decadencia bananera, con el neoliberalismo, desde Salinas hasta Fecal, pasando por Zedillo y el sujeto bigotudo obsesionado por convencer al Vaticano para que le anulara su primer matrimonio y el primer matrimonio de su segunda esposa, la que se dedicaba a convertir a sus hijos en los más ricos del planeta.Ahora es el turno de Juanito: un “polítiquillo” de pacotilla al servicio de las causas más inmorales y perversas. Uno de esos mexicanos modelo que suben a un ladrillo y enloquecen soñando que tienen un poder que jamás alcanzan.
Peor para Iztapalapa —si permiten que ese monigote creado por AMLO para luego venderse, para ser comprado por el PRIAN— desgobierne esa enorme y problemática delegación del D. F. Juanito es uno de esos personajes que no entienden nada más complejo que Chespirito. Es decir, es un individuo que no entiende nada. Pero de los que creen que la bravuconería es un acto heroico. Aunque el problema menor sea Juanito. Él es un claro ejemplo de lo que es la educación que Televisa produce en México. Incapaz de articular un discurso medianamente claro, juega el papel que el reality show de nuestra bananera política le impone jugar. Juanito responde hoy a las aspiraciones de éxito que le vendieron el PRI, el PAN y Televisa, para traicionar, cosa ya tan común en una sociedad con un educado imaginario telebasura, al movimiento que AMLO encabeza. AMLO demostró, en Iztapalapa, la fuerza que aún tiene, por más que intenten banalizar los hechos sus detractores usando a los juanitos que se presten a hacerlo.
En Iztapalapa no ganó Juanito, lo saben el PRI, el PAN y Televisa, como también lo sabe y reconoce la parte más consciente e informada de la sociedad mexicana. La que no ve, cierra la tele y prende los libros (sic).
En Iztapalapa el voto fue por Clara Brugada. El voto fue contra una decisión autoritaria de los magistrados que, una vez más, quisieron golpear —o les ordenaron golpear y se prestaron —a AMLO.
A AMLO, sí, el enemigo, del que el discurso oficialmente telecrático no dice más que lo acabado que está, al tiempo que la estructura del poder se utiliza: toda, para difamarlo, minimizarlo, ignorarlo y aún así ningún político, ni siquiera el metrosexual de Televisa que desgobierna el Estado de México, es capaz de convocar a la ciudadanía como lo hace AMLO. Dirán: “que, sí, que acarreados”, “que si esto y que si lo otro”. Y, ahí, está la diferencia. Gobernadores priístas “llenan plazas públicas”. Pero la gente no se moviliza ni con ellos ni por ellos. Los movilizan para ellos. Para su “lucimiento” político.
Pero quien es capaz de quitarse las vendas de los ojos y observar objetivamente con, o sin, simpatía al Movimiento de Resistencia Civil, se da cuenta de lo que ahí sucede, por más antipático que nos resulte el siempre centrista López Obrador. Por quien sí y para quien sí se movilizan cientos de miles cada vez que los convoca. A la telecracia, poder de facto, y a sus cachorros enfrascados en los antipopulares partidos políticos, poco les importa la voluntad popular. Acostumbrados a poner precio a sus votos legislativos y a sus apoyos directos o indirectos en la toma de decisiones: no les importa tampoco lo que en Iztapalapa pueda suceder. La democracia no juega para ellos. El PRI, el PAN, “los chuchos” y Televisa han impuesto, como lo han hecho siempre, una vez más, a un pelele que terminará por convertir a Iztapalapa en el cuartel general de la corrupción del D.F., mientras celebran “el golpe a AMLO”. Pero Iztapalapa será, desde ahora, una radiografía del México que la usurpación telecrática nos está vendiendo. Los verdaderos perdedores de todo esto son los habitantes de Iztapalapa. Pero los que los convierten en perdedores: los verdaderos enemigos del pueblo mexicano son la cofradía integrada por el PRI, PAN, Chuchos, Televisa y TvAz, que ensalzaron las aspiraciones corruptas de un pendejo en un momento complejo cuando la delincuencia asalta el poder de un México en plena decadencia.

Cómo vándalo - Rocha

El próximo asalto - Helguera

No hay comentarios:

Publicar un comentario