domingo, 17 de enero de 2010

TRANSPORTE Y PRI

Carlos Valdes
17-Enero-2010
A partir del cambio de alcalde surgen preguntas. El anterior terminó su gestión de una manera interesante, anunciando la reestructuración de las rutas de autobuses. Sabemos que tenemos en la ciudad la expresión más caótica de servicio de transporte que pudiera imaginar un sádico, situación que golpea día tras día a los ciudadanos y estudiantes más pobres. Para trasladarse de su casa a su destino deben subir a una unidad, bajar y cambiarse a otra y, a menudo, a una tercera. Esto sucede desde que llegó a la alcaldía Juan Pablo Rodríguez, quien, ¡oh casualidad!, era importante concesionario de taxis y autobuses. En 1988 coordiné una investigación sobre el transporte en la UAdeC que se amplió a Torreón, donde Salvador Hernández Vélez, director de Matemáticas, adoptó el proyecto. Fue muy sencillo: los estudiantes de Trabajo Social se subían en las famosas “combis” y hacían un relato de los puntos de ruta, los términos donde se obligaba a todos a descender y volver a pagar, el número increíble que subían por unidad. Grababan o escribían las conversaciones de los usuarios a algunos de los cuales entrevistaban. Nuestro reporte de investigación mostraba que las rutas eran una eficientísima organización del caos para perjudicar a los obreros, las amas de casa y los estudiantes. De entonces acá nada ha cambiado.
Sabemos que el único alcalde que intentó acabar con el pulpo camionero fue Manuel López, pero fracasó contra los sindicatos priístas: CROC, CROM, CTM, CNOP. Recuerdo que por entonces tuvimos la visita del alcalde de Madrid, Tierno Galván, hombre de izquierda y transformador de la capital española. Un periodista pidió su opinión sobre Saltillo. Dijo que era una ciudad que prometía mucho, con buenos augurios, etcétera, pero al final añadió que no se explicaba que tuviera un sistema de transporte tan estúpido; que las “combis” eran punto menos que una amenaza para la vida de los viajantes.
Regreso al ex alcalde Jorge Torres López y digo que me gustó mucho su propuesta de rehacer las rutas para favorecer a los usuarios. ¡Tonto de mí! A los días permitió el alza de tarifas. Y lo hizo antes del incremento a la gasolina. O sea que don Jorge hizo una cosa y su contraria. De nuevo, de veras, ¡explíquesenoslo!, porque no nos da el cerebro. Jorge Torres López había liberado a Jericó del arriesgado proceso de estructuración del transporte, pero a cambio daba a los dueños de las rutas el permiso de expoliar a la población. Lo que hace suponer que se burló de nosotros. Jericó no ha dicho nada sobre el asunto, lo que llama a dudar de su voluntad de enfrentar el problema, o sea que lo que ellos, los gobernantes, llaman “la Gente”, en realidad les vale sorbete. Y de que les vale les vale porque hacen las declaraciones más incoherentes de que se tenga memoria y, por su lado, golpean a la gente en dos frentes: su bolsillo y su dignidad.
Ya nos cansamos del declaracionismo. Dejen de hablar tanto y muestren acciones concretas.
Gobiernos populistas, redencionistas, santacloses, paternales no ayudan en nada. De lo que se trata es de un problema de justicia, ¿por qué no se enteran? Si me dan un monedero con 200 pesos lo agradezco, pero sería preferible que acotaran el poder de autobuseros y taxistas que antes que nada, en acciones verdaderamente irracionales, maltratan a quienes les dan de comer. Todavía esperamos que los taxis tengan taxímetro porque el día de hoy cobran lo que les viene en gana. Si Jorge Torrres López avanzó y retrocedió en un mismo movimiento esperemos que Jericó Abramo, cuyo entusiasmo parece contagioso, deje los efectos teatrales para mejor ocasión y haga algo por “la gente” en lo que es fundamental y no en lo aleatorio. De otra manera seguiremos engañándonos o permitiendo que nos engañen: “¡Hey, señora, sí, a usted le hablo, tenga sus 200 pesotes! Ahora entrégueselos a los choferes que la maltratan, sea buenita”. Hace 20 años propusimos cambios y rutas. Mostramos resultados de aforos de las calles principales realizados por Ingeniería de Saltillo y Matemáticas de Torreón.
Pero las autoridades del momento (y las subsiguientes) se limpiaron su deste con el proyecto.
Nada ha cambiado para desgracia de los pobres de la ciudad… e, incluso, para quienes tienen coche.

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