domingo, 31 de enero de 2010

Preocupante, el creciente alineamiento al esquema de programación hollywoodense, alerta

Tuvo un valor innegable, pues ofrecía películas difíciles de ver en México: lamenta García Tsao

Tania Molina Ramírez

Periódico La Jornada
Domingo 31 de enero de 2010, p. 9
El Festival Internacional de Cine Contemporáneo de la Ciudad de México (Ficco), uno de los principales en el país, confirmó la cancelación de su séptima edición, como lo reportó La Jornada el pasado miércoles. Integrantes de la comunidad cinematográfica lamentaron la decisión y varios entrevistados coincidieron en que se cerraba una opción única de ver películas actuales y de calidad de alrededor del mundo.
Cinemex, la tercera cadena de salas exhibidoras en el país (en número de pantallas), auspiciaba el Ficco y al parecer fue quien tomó la decisión. Al parecer, porque el asunto ha estado rodeado de hermetismo y lo único oficial es un comunicado que el Ficco subió a su página electrónica (www.ficco.com.mx) con una escueta explicación de que se cancelaba “por no alcanzar la recaudación suficiente para su óptima ejecución” y asegurando que “el festival persistirá y se llevará a cabo próximamente”.

En manos de Larrea

En 2008, Cinemex fue adquirida por Entretenimiento GM, empresa propiedad de Germán Larrea Mota Velasco, uno de los hombres más ricos de México. El principal negocio de Larrea son las minas y los ferrocarriles. Es presidente ejecutivo de Grupo México, principal empresa minera del país y una de las grandes productoras de cobre del mundo, operadora de la mina Pasta de Conchos, donde murieron 65 mineros en 2006, y Cananea, en huelga desde julio de 2007.
Meses antes de adquirir Cinemex, Entretenimiento GM obtuvo 80 por ciento de las acciones de Latin America Movie Theatres, propietaria de MMCinemas, segunda cadena de cines, con fuerte presencia en el interior del país.

Entretenimiento GM es filial de Empresarios Industriales de México, compañía de la familia Larrea.

La directora fundadora del Ficco, Paula Astorga, y su equipo se salieron del festival poco antes de la pasada edición (la dejaron prácticamente armada). En su momento, Astorga denunció que “la empresa que auspicia al Ficco, Cinemex, bajo una nueva dirección general, tomó una serie de decisiones contrarias a la evolución natural del festival, por lo que el equipo perdió interés al notar la tecnocratización a la que se estaba llevando al encuentro”.
Ahora, Víctor Ugalde, presidente de la Sociedad Mexicana de Directores, opinó que la cancelación de la séptima edición del Ficco “es lamentable. Para los cinéfilos, se cancela la posibilidad de ver películas imposibles de tener en una programación normal. Para los cineastas, se cierra una ventana para competir y mostrar” sus obras.
El crítico de cine Carlos Bonfil, colaborador de La Jornada, dijo: “La parquedad del comunicado oficial del Ficco sobre las razones que conducen a la cancelación, no conseguirán frenar las especulaciones: falta de voluntad y de visión empresarial para apoyar y difundir inteligentemente un cine alternativo, deficiencia administrativa para recaudar fondos públicos y privados, incapacidad para dar continuidad al esfuerzo de su fundadora Paula Astorga y de su equipo”.
Alertó que “lo preocupante es asistir al deslindamiento gradual de una importante cadena de exhibición de la responsabilidad de ofrecer al público opciones diversas y maduras de entretenimiento, al descuido también de su propia imagen como vehículo de promoción cultural, y a su creciente alineamiento a los esquemas de programación diseñados por las grandes compañías hollywoodenses que deciden, sin freno ni regulación alguna por parte del Estado, lo que el público mexicano puede o debe ver”.
Es momento de hacer un llamado para que se ponga en práctica la ley de fomento al cine, señala director Víctor UgaldeFoto José Antonio López
Se encienden los focos rojos
En ediciones pasadas, la Cineteca Nacional colaboró con el Ficco en varias retrospectivas, entre ellas de Robert Bresson. Este año existía la posibilidad de volver a colaborar con una de Agnès Varda. “Es una lástima que desaparezca el Ficco”, dijo el crítico de cine Leonardo García Tsao, director de la Cineteca, colaborador de La Jornada y quien, antes de encabezar la Cineteca, fue jurado en la primera edición del Ficco.
Más allá de que “le faltara madurar” porque apenas iba en su séptima edición, el Ficco “tuvo un valor innegable”, ofrecía películas “difíciles de ver en México”, siguió García Tsao.
En ello coincidió el crítico de cine Jorge Ayala Blanco, para quien era “el festival de cine más importante de México” y quien confesó que la noticia lo dejó “en la desolación absoluta”. “Era la posibilidad de no tener que ir a (los festivales en) Berlín y Buenos Aires. Era un excelente sustituto para estar al día”. Era “el más abierto y el que más abarcaba; mostró el nuevo cine danés, malayo, filipino”.
Marina Stavenhagen, directora general del Instituto Mexicano de Cinematografía (Imcine), consideraba, en entrevista con La Jornada en 2009: el festival “se ha preocupado por recoger nuevas tendencias, hacer un trabajo de curaduría
especializada sobre un cine que no tiende a las fórmulas comerciales. Es prácticamente el único en la ciudad que con estas dimensiones ofrece esa diversidad y calidad de programación”.
A juicio de Ayala Blanco, la cadena ha venido en picada desde que la obtuvo Entretenimiento GM: “¿Por qué adquirieron Cinemex si no les interesa el cine?”.
Víctor Ugalde señaló que la calidad del servicio de Cinemex se ha deteriorado. “Los nuevos empresarios tienen otra visión sobre la exhibición”, opinó. “Deberían de acordarse que el cine es de interés público, afecta conciencias; no nada más es negocio”.
El crítico Carlos Bonfil opinó que el hecho debería prender un foco rojo: “La malograda experiencia del Ficco deberá alertar a los festivales locales de cine, a la red de cine-clubes, a las instituciones de difusión cultural y a los cinéfilos en general, sobre la fragilidad de la proyección de cine alternativo (de autor, de arte) en un país donde la propuesta estadunidense mantiene firme e incuestionada su dinámica de controlar casi la totalidad de la exhibición fílmica”.
Víctor Ugalde dijo que habría que aprovechar este momento para hacer un llamado a que se ponga en práctica la ley de fomento al cine, promulgada por la Asamblea Legislativa. Poniendo esta ley en práctica, se podría impulsar un nuevo encuentro fílmico (“tiene que ser una política de gobierno”): “La ciudad de México se merece un gran festival de cine”.
Si se abriera la posibilidad de un nuevo festival, se podrían corregir errores del Ficco, sugirió Ugalde. Deficiencias como: una atiborrada programación en pocos días, cambiar sin previo aviso de cintas, la proyección de filmes sin subtítulos y no exhibir cintas premiadas.
Al cierre de la edición, Cinemex y Ficco no habían respondido a las solicitudes de entrevista de La Jornada, a pesar de que en el comunicado dice: “Estamos a sus órdenes para cualquier aclaración o comentario”.

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