Flor Berenguer
La Justicia de los famosos
29 enero 2010
florberenguer@hotmail.com
México es un país increíble. No lo digo por sus bellezas naturales, sus infinitos y vastos recursos, su gente sufrida y solidaria, capaz de resistir y sobrevivir no sólo huracanes, sismos o erupciones volcánicas sino hasta la clase más ruin, egoísta, prepotente, ratera e inepta de políticos de toda tendencia y color, sino porque en este país la justicia es virtualmente inexistente, vendida al mejor postor y la Constitución un montón de papeles que no sirven ni para limpiar un sanitario.
Sólo en un país contradictorio y sumido en sus peculiares dramas cotidianos, la nota de ocho columnas no es el galopante déficit económico que cobra día a día más empleos, ni la histórica disminución de los ingresos públicos debidos al petróleo que se acaba, o los turistas que nos abandonaron como destino vacacional ni las remesas de los migrantes que llegaron a su mínimo histórico y que han provocado un severo boquete presupuestal no sólo en las familias que de eso viven sino del gobierno que ve en esos fortuitos dólares el tercer ingreso nacional o el Frankestein político de las alianzas partidistas al que nos enfrentaremos las próximas elecciones que serán de nuevo ganadas por el abstencionismo ante la desilusión popular.
La nota de ocho columnas, el comentario caliente en los medios electrónicos, de nuevo es ocupada por un problema de famosos, o famosillos, y que desde luego es el sospechoso asunto del disparo directo a la cabeza de Salvador Cabañas, jugador de futbol de origen paraguayo y militante del América, hecho que ocurrió en los baños de un antro privado llamado Bar-Bar, propiedad (al menos en papel) de Simón Sharaf, ex esposo de Lupita Jones, quien fuera Miss Universo y que es frecuentado por empresarios, artistas y deportistas de todo tipo, por lo cual abre hasta la hora que le da la gana, brincándose los reglamentos de la Ciudad de México y la Delegación Álvaro Obregón, solapados por la red de corrupción y cuatachismo que rodea a Marcelo Ebrard, quien cuando hubo un operativo anti-alcohol que salió mal en un antrito de chavos jodidos, el News Divine de la Delegación Gustavo A. Madero, no dudo en expropiar a las pocas horas todo el centro comercial incluso donde se ubicaba la disco, pero que no ha hecho acto de presencia ni ha dicho nada cuando se trata de enfrentar a los verdaderos dueños del club privado que son peces gordos o mafioso, vaya usted a saber, y a los que seguro no desea incordiar.
Lo interesante del asunto Cabañas, que ya ha hecho correr ríos de tinta y horas de radio y televisión, en versiones que van de lo sublime a lo ridículo, es que si en vez de ser el herido un jugador internacional de un equipo grande hubiera sido el señor Juan Pérez de la Charca, nada de esto se hubiese siquiera sabido. Nadie estaría persiguiendo a Silvia Irabien alias La Chiva para conocer la verdadera identidad del agresor, supuesto padre de su hija y al que empinó por puro deber ciudadano, no por hacerse publicidad, no vaya usted a pensar mal, ni habría reporteros buscando al tal JJ quien perdió la cabeza en un alegato con Cabañas por la derrota del América frente al Monarcas, ni estaríamos preguntándonos como hay 7 detenidos, todos circunstanciales pero la PGJDF alteró la escena del hecho para encubrir al culpable, desde luego fugado, ni como el delegado perredista de Álvaro Obregón se llama a sorprendido por la irregular manera en que el antro operaba, incluyendo el eficiente trabajo de las teiboleras-prostitutas extranjeras que fichaban alegremente a la vista de todos o las obvias violaciones al horario oficial que había sido reportado hasta la nausea por los sufridos vecinos y que además motivó que sagazmente avisara un “operativo sorpresa” contra los demás antros de su demarcación para revisar si trabajan en la misma manera.
El disparo a quemarropa en la frente al paraguayo Cabañas ya motivó que hasta el propio Felipe Calderón emitiera una opinión, incorrecta y absurda como es su costumbre, totalmente a destiempo y fuera de tino, para no quedarse abajo del camión mediático y ya movilizó fuerzas policiacas que no sabíamos siquiera que existían.Lo mismo sucedió cuando la inyección para aumentarse las nalgas de Alejandra Guzmán le provocó casi la muerte. Entonces, Valentina de Albornoz, esa defraudadora chilena que operaba alegremente sin cortapisa en nuestro país, quien ya había causado lesiones a muchas personas más y estaba ya demandada, fue puesta inmediatamente en prisión sin más protocolo.
En México, como diría Napoleón, el cerdito central de la futurista novela de George Orwell, Granja de animales, “Todos somos iguales, pero hay unos más iguales que otros”. Si quieres que tu problema se resuelva necesitas ser rico o famoso.Las muertas de Juárez, los niños que perecieron en la guardería ABC de Hermosillo, la resolución del secuestro de Hugo Wallace y tantos casos más, nunca alcanzaron este nivel de atención y celeridad porque se trataba de gente pobre, anónima, común y corriente.
Esto nos lleva a comentar una vez más que la peor parte de lo que sucede en el país es atribuida a la mala impartición de justicia que además de selectiva es súper corrupta y permite que narcos, asaltantes, violadores, defraudadores, pululen por la calle felices y fascinados sin que nadie ose tocarlos, exhibiendo una total impunidad.
El caso Cabañas seguro tendrá una suerte distinta. Puede suceder que encuentren al chivo expiatorio adecuado, que el verdadero culpable, que quien sabe quién es, se salga con la suya y los cadeneros, meseros y guaruras detenidos paguen los platos rotos y que desde luego el poderoso Bar-Bar no sea siquiera cerrado, ya no digamos expropiado como sucedió con el News Divine y que tras una reparación cosmética abra en un par de semanitas con otro nombre bajo el consabido sistema de “la misma gata pero revolcada” y regresen las prostitutas cubanas, checas y venezolanas a la ficha, los vendedores de droga al baño, los famosos a su discreto desmadre y los ciudadanos a chuparse el dedo, entretenidos con un nuevo escándalo, porque éste, como diría Joaquín Sabina va a durar “lo que duran dos cubos de hielo en un whiskey on the rocks”, como todo en México.
viernes, 29 de enero de 2010
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