1. El gobierno de ultraderecha de Calderón que se instauró en México por la vía del fraude demuestra en los hechos tener una vocación aún más antidemocrática que el de su predecesor Vicente Fox, y esto se está tornando escandaloso con las iniciativas que está tomando en vistas a 2012 con la obsesión desenfrenada de mantener el poder que México va a tener que enfrentar con instituciones cada vez más desprestigiadas.
2. El hecho que muchos actores políticos y analistas no habían tomado en consideración en estos años aparece ahora de manera cada vez más clara, y es que el gobierno espurio de Felipe Calderón, antecedido por la deplorable gestión de Vicente Fox, constituyen en su conjunto la primera experiencia histórica de gobierno de la extrema derecha en México, y que en consecuencia sus políticas son atípicas en el contexto de la globalización, pues los panistas mexicanos no han sido sólo los disciplinados ejecutores e intérpretes de los programas neoliberales auspiciados por fuerzas del exterior, sino que a la vez que han actuado como peleles de los grandes intereses trasnacionales han tratado torpemente de instaurar los programas históricos de la derecha criolla en nuestro país y hacer valer los ideales de viejos hacendados y empresarios y de los sectores más retardatarios de la jerarquía católica y de las fuerzas armadas.
3. La evolución del México independiente no registra ningún otro momento de nuestra historia en el que esas fuerzas retardatarias hayan dispuesto de manera tan impune de los recursos nacionales como acontece ahora, pues a lo largo de la primera República centralista (1835-1842) como de la segunda (1843-1845), el país vivió una verdadera guerra civil, como fue el caso en la Intervención y el Imperio (1862-1867), y durante el gobierno dictatorial de Porfirio Díaz (1877-1911) la herencia liberal le impidió a éste hacer suyos todos esos programas de la ultraderecha.
4. En el México reciente han aparecido en consecuencia los rasgos más oprobiosos del pasado, que se han fortalecido en quienes pretenden gobernar por su vinculación con el neofranquista Partido Popular (PP) de España y las trasnacionales españolas, que le facilitaron a su asesor Antonio Sola, por lo que no deben sorprender en las acciones del gobierno calderonista todos esos rasgos que le afloran en el discurso y en los actos –del resentimiento al revanchismo–, ni su afinidad con las fuerzas de la ultraderecha internacional: del Tea Party estadunidense a los ultras europeos.
5. El desmantelamiento del orden constitucional mexicano, acelerado de manera desquiciada por el gobierno de Calderón, no se podría entender si no es desde esa perspectiva histórica. La supuesta “guerra contra el narco”, impuesta desde el exterior, tiende a acelerar el desmantelamiento del Estado nacional y a propiciar la injerencia estadunidense en México, pero responde también a la vocación autoritaria y centralista de la ultraderecha mexicana.
6. Las manipulaciones del grupo de Calderón para imponerse en 2012 confirman no sólo el abandono en el que se halla el país un poco después de la mitad del sexenio, por la obnubilación e ineptitud del actual grupo gobernante que antepone cada vez más y de la manera más obvia sus intereses facciosos al orden constitucional con un patrimonialismo del que no se tenían antecedentes en el país, sino los riesgos en los que se halla México.
7. En el contexto de su distanciamiento del PRI, con el que están rompiendo el que había sido su compromiso histórico
desde 1988, y del subordinamiento que han logrado del aparato del PRD –a través de su alianza con el grupo de los chuchos
–, Calderón y sus amigos están ahora tratando de apoderarse –aunque sin muchas posibilidades de éxito– de cinco estados claves de la Federación que tienen gobiernos ajenos al PAN (Nuevo León, Aguascalientes, Veracruz, Hidalgo y Michoacán) para poder disponer de su infraestructura en el proceso electoral de 2012, buscan a toda costa someter a sus intereses al duopolio televisivo que se halla cada vez más inclinado al PRI, continúan utilizando su poder discrecional para a través de concesiones ilegales consolidar sus relaciones con poderosos grupos económicos extranjeros, no han dejado de intensificar su lucha contra los priístas mexiquenses de Enrique Peña Nieto y han relanzado con evidente desesperación la campaña contra Andrés Manuel López Obrador ante la evidencia de su creciente fuerza social en un escenario que se está asemejando al de 2005.
8. El desastre institucional es generalizado en todo el país por las iniciativas de Calderón. Los candidatos priístas declarados triunfantes en Aguascalientes, Veracruz e Hidalgo han guardado silencio ante la amenaza oficial de revertir los resultados a través del tribunal electoral, queriendo entender que estas maniobras corresponden más al estilo panista de negociar con el PRI su voto en las cámaras, pero en otros casos no ha sido así.
9. El 2012 es este escenario el objetivo central de Calderón. La nueva tentativa de silenciamiento de Andrés Manuel López Obrador se inició a su vez hace unas semanas con un fallo del tribunal electoral, en manos de la calderonista María del Carmen Alanís, al prohibir los promocionales del PT en los que aparece, y ahora es el IFE, con la misma lógica totalitaria de que cualquier opinión contraria al gobierno es propaganda electoral, el que zozobra en la ilegalidad, tratando de acallarlo. La utilización del instituto –organismo autónomo según la ley– por el gobierno panista para tratar de silenciar a Andrés Manuel se revierte por lo mismo en contra de éste, pues a todas luces es un acto ilegal y despótico que evidencia la total pérdida de las formas de parte de las autoridades. A Calderón le molesta que AMLO hable, por ejemplo, de que los empresarios fueron engañados por los panistas o que los promocionales del PT difundan el proyecto alternativo de nación, y por ello al acudir el miércoles 20 a la sede del instituto para atender a la denuncia del PAN recibió la que calificó como una actitud majadera, amenazante y de intimidación
.
10. Este inocultable desquiciamiento del gobierno calderonista, la pérdida absoluta de las formas a que ha llegado, sus violaciones sistemáticas a la Constitución y su afán desmedido por manipular el proceso electoral de 2012 con dos años de antelación, abre un nuevo desafío para el pueblo ciudadano, y es el de tener que enfrentar el futuro anteponiendo cada vez más las armas de la razón y de la legalidad pero con una indomable voluntad de resistencia.
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