sábado, 20 de febrero de 2010

EDITORIAL

Diario Libertad
Sábado 20, febrero del año 2010
Del día del Ejército.
Si el secretario de Gobernación, Fernando Gómez Mont, se metió en líos (de los que todavía no sale) por no decir la verdad y hablar claramente para terminar con los rumores respecto a su decisión de abandonar el PAN.
Pues además pocos son los que creen que don Felipe no estaba al corriente de todo lo que terminó convirtiéndose en un escándalo que aún no dice su última palabra.
El General Secretario, Guillermo Galván, puso los puntos sobre las íes; y no solo declaró que desde Los Pinos le cambiaron el discurso que le acarreó no pocas críticas. Y que se lo entregaron con la especial nota de que don Felipe se lo encomendaba.
Sino que con motivo del día del Ejército, en el H. Colegio Militar pronunció un discurso aclaratorio (lo que era de esperarse que sucediera) en el que fijó claramente su posición como soldado de la Patria que solo ha obedecido ordenes.
Recalcando que “son impostergables” las reformas a la Ley de Seguridad Nacional, que evitaría que el Ejército sea el futuro responsable de genocidio o cosa por el estilo.
Permitiendo aclarar que los soldados, junto con el Pueblo, han sido los paganos de la presente administración panista, no los delincuentes.
El caso es que mientras don Felipe declara que el Ejército no dejará el combate a las drogas, el General Secretario dice que “A nadie le conviene que se prolongue indefinidamente la lucha contra el narcotráfico”.
Y a pesar de que les subió el salario a los soldados, solo se puede agregar que, así desde afuera, la situación se ve muy delicada. Por eso antes de juzgar a priori un Golpe de Estado, primero hay que conocer los antecedentes que lo desencadenaron.

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