miércoles, 6 de enero de 2010

AÑO NUEVO PROMESAS VIEJAS

Samuel Schmidt
Nadie puede reclamarle a Felipe Calderón que no haya cumplido la promesa de cuidar la calidad de vida de los mexicanos, porque nunca la hizo. El estaba muy ocupado para involucrarse de algo tan nimio. Su atención la reclamaba poner las bases para que su grupo y él mismo, no abandonen el poder y sus beneficios en mucho tiempo.
Este sin embargo no es un reclamo más, sencillamente se trata de reconocer un fenómeno existente. A los políticos se les reclama que no cumplen las promesas que hacen durante sus campañas políticas y ahora les reclaman cuando llegan al poder porque siguen prometiendo. Y es que la gente no entiende la naturaleza de la demagogia que consiste en prometer algo que se sabe no se podrá cumplir, pero de esa manera se mantienen las esperanzas de la sociedad. Una sociedad esperanzada es la garantía de longevidad de los malos políticos. La gente es confiada y crédula.
Espera que tarde o temprano los políticos cumplan con su palabra, al parecer sin darse cuenta que los políticos no tienen palabra sino intereses, siendo el principal tomar el poder para no soltarlo, tal vez por eso tienden con tanta fuerza a las dictaduras, sean personales o partidistas.
Por qué espantarse de la epidemia de cambios constitucionales en latinoamérica para facilitar la reelección, en los países "democráticos" esto se logra facilitando que el partido repita en el poder, por malos que sean sus políticos; a final de cuentas no importa la calidad del gobierno sino la permanencia en el poder de los intereses específicos, porque estos se reparten al país como si fuera un botín.
En ese terreno poca diferencia hay entre el partido republicando en Estados Unidos, los partidos políticos mexicanos, o el peronismo argentino. Kirchner es tan corrupto como Salinas y tan egoísta como Bush.
El caso es que Calderón ofreció quitar impuestos, simplificar el pago de los mismos, y sin embargo, una de las imágenes mas circuladas en el internet es la fotografía de la manta colgada en el 2006 donde ofrecía quitar la tenencia de los automóviles, un impuesto creado en 1968 que era temporal para ayudar a pagar el costo de las olimpiadas. Calderón ha aumentado los impuestos y solamente porque la oposición lo bloqueó no pudo extenderlo a medicinas y alimentos.
El sistema fiscal es de corte policiaco –le llaman terrorismo fiscal-, parte del principio que todos los ciudadanos son delincuentes y el gobierno prefiere cerrar negocios en lugar de facilitar el cumplimiento de las obligaciones fiscales, las que son difíciles en medio de una crisis económica prolongada y profunda.
Tampoco se comprometió Calderón a que el sistema de salud funcionara bien, no es de extrañar que con el tema de la gripe AH1N1, México sin ser el país con más contagios es el que más muertes tiene. Si comparamos los anuncios de incremento del seguro popular con la eficacia para proteger la salud de los mexicanos, encontraremos otra declaración demagógica. En el terreno de la alimentación no vamos mejor.
El aumento del salario mínimo va por debajo de la inflación. Para el 2010 le han recetado al mexicano asalariado un incremento de dos pesos diarios (15 centavos de dólar), y en cambio aumentaron el precio de la gasolina, el gas, la tortilla, en algunas partes el transporte y lo que falta. La gente comerá menos (en algunas zonas la comida para gato se termina pronto y no es que haya más felinos).
El gobierno salió con la patraña de aumentar precios todavía en diciembre con lo que adelantó la inflación, para reservarse la "libertad" de volver a aumentarlos en el 2010. Cuando uno escucha que las medidas gubernamentales son para facilitar las cosas del gobierno y no el bienestar de la sociedad algo anda mal, porque no necesariamente la comodidad gubernamental implica que a la sociedad le vaya bien, con frecuencia suele suceder exactamente lo contrario.
Los políticos suelen pensar que la sociedad no tiene memoria y que es sencillo manipularla, y no se equivocan, la sociedad es veleidosa, titubeante, temerosa, insegura, porque si no lo fuera, hace mucho le hubiera dado una enorme patada en el trasero, o donde se pueda, a estos políticos, metiéndole un poco de dignidad y honestidad a la política. La política esta deshumanizada, requiere que se replanteen sus prioridades, pero eso no lo harán los políticos, están muy ocupados arrebatándole a la sociedad lo poco que queda después de su depredación.
Pero bien lo dijo un filósofo que por injusto no recuerdo el nombre: las minorías se equivocan a veces, las mayorías siempre.
schmidt@mexico.com

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