viernes, 23 de octubre de 2009

ECONOMÍA MORAL

*Destruyendo empleos y precarizándolos
*Gobiernos panistas continúan lo iniciado en 1992 por Salinas de Gortari
Julio Boltvinik
Nunca como hoy, desde que fue enunciada, en los primeros años de su gobierno, había sido tan descriptiva de la realidad la frase de Fox: gobierno de empresarios para empresarios. Pocos días después de expedido el decretazo desapareciendo LFC, los colaboradores de Calderón hablan ya abiertamente de la licitación de fibra óptica de la liquidada empresa para que sea explotada por particulares (véanse las declaraciones de Rafael Del Villar Aldrich, miembro de Cofetel en La Jornada, 21/10/09, p.26), poniendo en evidencia lo que se sospechaba: la dirigencia del SME estorbaba sus planes de negocios que, como de costumbre, consisten en otorgar grandes beneficios a transnacionales o a grandes grupos nacionales a cambio de jugosas comisiones. Como no pudieron derrotarlo en la elección interna, decidieron desaparecer al sindicato, aunque para ello hayan tenido que desaparecer a la empresa. Desde luego, a la frase de Fox le sobra la primera parte, ya que ni él ni Calderón son empresarios, por lo cual la frase correcta es: gobierno de lacayos para empresarios. El daño humano directo a los electricistas y a sus familias (unas 200 mil personas) no lo toman en cuenta, son absolutamente insensibles ante el sufrimiento humano; tampoco les importa el agravamiento del desempleo y la crisis; y no parecen considerar tampoco el costo político. Derrotados, saben que les quedan tres años para engordar la cochinita y están apurados haciendo lo necesario para ello.
Destruir de golpe y porrazo 40 mil empleos permanentes, sindicalizados, con contrato colectivo y seguridad social, es llevar al extremo lo que, según indicios que mostraré hoy, habría iniciado Salinas de Gortari en 1992, que consistió en detener el crecimiento de los trabajadores asegurados en el IMSS. Por aquellos años descubrieron que los pasivos del IMSS habían crecido más aceleradamente que las cotizaciones y que, por tanto, la institución tenía serios problemas financieros. Por ello, quizás, decidieron parar su crecimiento. Estoy conciente de que lo que estoy diciendo es sólo una hipótesis.
La gráfica 1 muestra las cifras de asegurados, tal como las publicaba el IMSS hasta hace unos años. Ahí se aprecia, con claridad, que tanto los trabajadores asegurados permanentes como los totales (la diferencia entre ambos la conforman los eventuales), crecieron muy rápido entre 1980 y 1992, de menos de 5 millones a 10 millones, más que duplicándose en 12 años; y que en los 14 años que van de 1992 a 2006 sólo aumentaron en un millón: 10 por ciento contra más de 100 por ciento en el periodo anterior. Con ello (y el estancamiento también de la población asegurada por el ISSSTE) la población trabajadora asegurada en el IMSS o ISSSTE bajó de 41.5 por ciento en 1991 a sólo 36.4 por ciento en 2003. No parece haber una razón macroeconómica que explique este estancamiento. Por ello la hipótesis de decidieron parar el crecimiento del IMSS, parece factible. Desde entonces, se tolera la evasión empresarial de la ley del IMSS, la subcontratación, la contratación permanente con contratos a 28 días, y otras formas de evadir la seguridad social. Simplemente, el funcionamiento de Wal-Mart en México, rabiosamente anti-sindical y evasor absoluto de la Ley del IMSS, sería inexplicable. Se precarizan sistemáticamente las condiciones de trabajo. Mientras los asegurados de ambas instituciones aumentaron sólo en 2 millones entre 1991 y 2003, los no asegurados por ellas lo hicieron en casi 8 millones.
Pero, al parecer, la posibilidad de que esta historia se pueda narrar les asusta. Durante el actual gobierno, muy probablemente por órdenes de Lozano, la historia se rehizo, como se aprecia en la gráfica 2. En ella se presentan dos series históricas para los trabajadores asegurados permanentes: la que he contado y a la que llamo antes de Lozano (Pre-L) y la que se rescribió probablemente bajo sus órdenes (Pos-L). En la nueva historia, ya no hay estancamiento en los asegurados permanentes, sino un razonable crecimiento: de menos de 9 millones en 1994 a más de 12 millones en 2006, un incremento de más de 3 millones, superior a 33 por ciento, mientras en al historia anterior el aumento era de sólo un millón o 10 por ciento. Stalin envidiaría, sin duda, las habilidades para rescribir la historia de Lozano-Molinar.
Naturalmente, habría que añadir, a todo lo anterior, el deterioro salarial sufrido por la población trabajadora a lo largo del periodo 1983-2009. Al desmantelamiento intencional de las protecciones al trabajo y al trabajador, se ha aunado ahora la severa crisis económica, a la que no atinan cómo reaccionar sino aumentando impuestos, con la complicidad del PRI, y el ataque directo contra los sindicatos que no se ponen al servicio de sus intereses.
jbolt@colmex.mx

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