El obispo emérito insta a electricistas a mantener la esperanza en recuperar su empleo
Fabiola Martínez
Periódico La JornadaDomingo 13 de diciembre de 2009, p. 6
El obispo emérito de San Cristóbal de las Casas, Samuel Ruiz, pidió a los integrantes del Sindicato Mexicano de Electricistas (SME) mantener la esperanza en recuperar su empleo, aun ante sucesos indebidos, como el rechazo de un juzgado a otorgarles el amparo que promovieron.
Durante una homilía celebrada en el auditorio principal del SME, el prelado afirmó que la lucha de los electricistas no es sólo por su gremio, sino por la instauración de la justicia y la verdad en México.
Más allá de las leyes humanas y de su manejo está la satisfacción de estar caminando por una causa justa, señaló.
Los electricistas pidieron durante la misa en honor a la Guadalupana que Jesucristo ilumine al hermano (Felipe) Calderón y a su gabinete y que les extraiga el veneno del alma.
Otros oraron por las familias de los electricistas que han fallecido desde el cierre de Luz y Fuerza del Centro (LFC) y por la recuperación de las personas que hicieron huelga de hambre en protesta por el cierre unilateral de sus fuentes de empleo.
Algunos más pidieron a Dios que elimine los pensamientos negativos de las personas que están en el poder.
Virgencita, atiende nuestras súplicas e intercede para que nuestra lucha llegue a buen término. Te pido que abras el corazón de los corruptos políticos de México, rogó una trabajadora.
El obispo emérito pidió a la Virgen María de Guadalupe que los ayude a profundizar su fe y buscar, con ese sustento, los caminos de justicia y paz para México.
Un día después del fallo adverso para los electricistas –quienes por la vía jurídica buscan revertir la liquidación de LFC–, Ruiz reconoció el esfuerzo de los electricistas y la solidaridad de otros grupos en la caminata de ocho kilómetros que realizaron la víspera como parte de su plan de lucha.
Les dijo que la arbitrariedad gubernamental no debe determinar el nivel de resistencia del SME.
Añadió que el acompañamiento –en imágenes y oración– de la Virgen no es un mero simbolismo, sino una providencia especial en esta etapa de construcción de un México nuevo, por la vía pacífica y por los senderos legítimos de la justicia.
Será, por tanto, una firme esperanza y bien fundada de que habrá una solución positiva a nuestras legítimas demandas, no obstante el rechazo que indebidamente se ha ido dando al amparo que hemos solicitado, señaló el obispo durante el sermón.
El sacerdote Carlos Rodríguez, de Pastoral Laboral, recordó que antes del 11 de octubre (fecha del decreto presidencial en referencia) celebraba misas en los centros de trabajo para conmemorar a la Guadalupana.
Llamó a los trabajadores a continuar su lucha y, como el indio Juan Diego –según la narración de las apariciones de la Virgen en el cerro del Tepeyac–, no resignarse al rechazo y seguir adelante para conseguir su objetivo.
Es decir, dejar atrás el desánimo, los brazos cruzados y la apatía y, sobre todo, cambiar los paisajes humanos: a Dios rogando y con el mazo dando; a Dios rogando y con el pueblo organizando, dijo.
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