2010-01-05
Alvaro Cepeda Neri
Conjeturas
Además de notorio camorrista, Manuel Espino Barrientos (falso sonorense emigrado de Durango, donde le apodaban “El Alacrán”) se convirtió en “estrella” cuando Fox lo hizo presidente del PAN y, desde entonces, no cesa en su protagonismo como cancerbero (animal de tres cabezas, que se supone guarda las puertas del infierno).
Paga a escribidores que le redactan panfletos. Y durante los tres años de Calderón, ha hecho efectivo el refrán de que “con esos amigos, para qué quieres enemigos”. Y si López Obrador ha cumplido lo de traer corto del mecate al “señor presidente”, Espino no cesa de ladrarle y querer morderlo para hacer méritos.
¿Méritos? Así como lo está leyendo, querido lector, ya que supone y cree este panista ultra y peregrino anual a Compostela, España, para sus oraciones, que así convencerá a los panistas ortodoxos de que él debe ser el candidato presidencial de Acción Nacional y hace castillos en el aire prometiendo que le gana a Peña Nieto, a Ebrard e incluso a AMLO.
Guardián de las oscuras tradiciones del conservadurismo, religiosamente fanático e intolerante, Espino Barrientos (que le impuso como secretario de Gobierno al ya cómplice de Robinson-Bours, el desgobernador Guillermo Padrés, al gordo Héctor Larios, otro falso sonorense, pues nació en Jalisco) está en plena campaña hacia la sucesión de su enemigo, Calderón Hinojosa.
Llegó a Ciudad Juárez (cuando Francisco Barrio Terrazas era desgobernador) como encargado de los giros negros de la entidad y empezaron los feminicidios. En Hermosillo, fue jefe de la policía municipal e igual el crimen aumentó. Después se alió con el desgobernador Bours, en pleno foxismo se agandalló la presidencia nacional del PAN, y casi hizo candidata presidencial a Mart(h)a, pero diferencias con Fox lo impidieron y, en hábil maniobra golpista y con apoyo del entonces desgobernador de Jalisco, Ramírez Acuña, Calderón les ganó la candidatura.
Al tomar posesión a duras penas y por la puerta trasera del Congreso, Calderón de inmediato cesó a Espino del PAN. Impuso al ya defenestrado Germán Martínez quien salió como entró y ahora a Cesarín Nava, el inepto presidente aparente del partido derechista que aplaude las legislaciones antiaborto.
Pues bien. Espino Barrientos, desafiante, con un grupo empresarial y de panistas ultraconservadores, está dispuesto a dar un golpe en el PAN para apoderarse de la candidatura presidencial, cuando menos para seguir siendo chivo en almacén de cristalería y armarla en grande, según él, para impedir que López Obrador intente lo imposible y que el PRI, tal como va, regrese a la Presidencia de la República.
Espino quiere que el candidato priísta sea Peña Nieto, con quien ya tiene arreglos, de a tanto más cuanto, al que estaría dispuesto a dejar ganar. Igual quiere que los perredistas apoyen a Ebrard, porque dice que lo vencería a las primeras de cambio. Así que este seguidor del ideólogo Mario Vargas Llosa, quiere ser candidato de Acción Nacional en la sucesión de Calderón si es que éste alcanza la otra orilla en el 2012.
cepedaneri@prodigy.net.mx
martes, 5 de enero de 2010
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