Pedro Echeverría V.
1. Por favor lector, has conciencia de estas cifras oficiales de ayer lunes: “En el sector de jóvenes de 16 a 18 años de edad, poco más de 35 por ciento truncó sus estudios en educación básica y menos de 5 por ciento asiste ya sea a la primaria o a la secundaria para concluir con los estudios mínimos, según estadísticas de la Subsecretaría de Educación Superior (SES). Entre tanto, los jóvenes de 19 a 23 años en edad que deberían acudir al nivel profesional ascienden a cerca de 10 millones. La mayoría de ellos, 75 por ciento (que representan 7.5 millones de jóvenes) no acude a una institución de estudios superiores. Lo anterior obedece, entre otras causas, a que no terminaron la primaria, la secundaria o la preparatoria o incluso, si concluyeron esta última, no continuaron adelante, según la SES”. Para la mayoría de los lectores son simples cifras, para los derechistas “por flojos” y para los jóvenes: culpa del maldito sistema.
2. Estos jóvenes rechazados por el sistema opresor, hijos de padres desempleados, explotados, miserables, separados y hasta encabronados, por más que la televisión, el clero, el fútbol, la virgen de Guadalupe, haya trabajado con intensidad sus mentes para borrar su conciencia, saben que están sin trabajo o tienen un empleo de esclavos porque el sistema los ha rechazado a ellos, a sus padres y abuelos. Están conscientes que de haber estudiado no es seguro que tuvieran un trabajo, pero sin estudiar están destinados a vivir siempre jodidos y en la desesperación. Pero además, a pesar de presentar examen de admisión para la enseñanza media superior y para la licenciatura, el 80 por ciento es rechazado por “falta de cupo” de las instituciones, es decir, por falta de presupuesto. Lo que el Estado ha venido haciendo con los jóvenes es criminal y racista; por eso los jóvenes son una revolución en potencia en 2010.
3. Además hay que tener presente que esas son cifras oficiales, siempre manipuladas para no dejar tan mal al gobierno y al sistema; hay otros millones de niños, adolescentes y jóvenes que sólo formalmente están inscritos en las escuelas porque en la práctica son “faltistas”, “no ponen atención en las clases” y “parecen muy cansados”. Y lo que es sumamente grave es la falsificación de los informes con el fin de justificar la estructura de la pirámide escolar. Todos esos datos demuestran porque México ocupa los últimos lugares en el mundo en calidad, porqué se registra una enorme deserción, así como una alta deficiencia terminal. Y no se ve posibilidad alguna de frenar este profundo deterioro porque todos los gobiernos, sean del PRI, PAN o PRD, son extremadamente ignorantes de los problemas educativos y, en lugar de enfrentarlos han preferido no tacarlos mientras transcurre el sexenio y siguen gozando de sus privilegios económicos.
4. Reyes Heroles, quien fue secretario de Educación de 1982 a 1985, aunque de manera demagógica, denunció la terrible situación en que se encontraba la educación en México. Reconoció que el nivel educativo del país era de cuatro años, que si no se hacía una “revolución educativa” radical México permanecería estancado y que era urgente que los padres de familia y sus hijos fueran movilizados. Fueron sólo palabras en ese momento “radicales” que no sirvieron para nada porque el neoliberalismo y la privatización del gobierno de De la Madrid, se habían impuesto en el país en medio de una gran crisis económica. Reyes Heroles murió y fue sustituido por un hábil político priísta que siguió enterrando la educación. El presupuesto educativo, por la crisis se vino abajo, la educación siguió deteriorándose y de pronto a los poquitos años ya se manejaba mágicamente en la SEP que la educación era de siete años.
5. El papel aguanta todo lo que el gobierno y sus aparatos de poder quieran ponerle; sin embargo los organismos internacionales –aquellos que no se dejan sobornar- han estado informando de nuestra situación real: 12 millones de adolescentes y jóvenes no tienen acceso al sistema escolar por evidente irresponsabilidad de los diferentes gobiernos mexicanos que apoyan mucho más a las escuelas, colegios y universidades privadas porque de esas escuelas han egresado y también en ellas tienen a sus hijos. Mientras el gobierno abandona la educación pública, la escuela privada que en un tiempo sólo ocupaba el cinco por ciento del espacio, hoy se ubica llenando alrededor del 30 por ciento del espacio. Estos sectores privados han realizado un gigantesco negocio económico mientras a los jóvenes se les cierran las puertas de los espacios públicos donde se les rechaza. En educación privada avanza más quien paga más.
6. No hay familia rica o acomodada que no tenga a sus hijos en escuelas privadas pagando mensualidades superiores a los mil 500 pesos (todo el salario mensual mínimo obrero). Las hay de cinco a 10 mil pesos al mes. De hecho la escuela pública es despreciada porque en ella están inscritos los de case media baja y pobre. A partir de los años setenta todos los presidentes y sus secretarios de Estado tienen su origen de las escuelas privadas o de universidades yanquis y sus hijos están inscritos puntualmente en ellas. ¿Qué puede importarles el desplome educativo en la educación pública si ni siquiera la conocen? En esta tarea de defensa de la educación pública y por un sindicalismo independiente y democrático han centrado sus luchas los profesores agrupados en la CNTE desde hace 30 años. Su lucha ha sido permanente, pero el sistema ha buscado por todos los medios dividirla y destruirla.
7. Pero no todo está mal. Esos millones de jóvenes que no han recibido educación burguesa escolarizada, que han sido rechazados por una educación que es realmente elitista porque menos de un 20 por ciento termina la enseñanza media superior, tienen otra escuela: la del desempleo que les enseña a ser hábiles, la del trabajo mal pagado que los confronta con el sistema, la del trabajo informal que les dan gran experiencia en la calle. Esos jóvenes que no son “hijos de papi rico”, que en su miseria y desesperación tienen que cruzar la frontera en busca de ingresos, incluso que muchas veces tienen que atracar para comer, le están imprimiendo un ritmo distinto al sistema y no dudo que se conviertan en motor de los próximos cambios profundos del país. Personalmente cifro muchas esperanzas en ellos, en esos 12 millones de rechazados que el sistema desprecia y margina. En la próxima rebelión social ellos estarán presentes.
pedroe@cablered.net.mx
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