Pedro Echeverría V.
Carta a los electricistas y demás trabajadores:
1. Dicen: “¡Ya, ya nos los jodimos, quieren dialogar! ¡Ahora tendrán que someterse a lo que les digamos! Aunque tengan buenos dialoguistas y mil argumentos, nosotros tenemos el poder y la fuerza y sólo podemos aceptar estos puntos”. Así ha sido siempre la política y no podrá ser de otra manera. Cualquier diálogo es una posición de fuerza o de debilidad. El gobierno tiene la fuerza del ejército, la policía, los medios de información; los trabajadores tienen la fuerza del movimiento de masas en las calles impidiendo que el sistema funcione. Si los trabajadores piden diálogo se los joderán y si el gobierno lo hace es porque tiene que aceptar las condiciones que le ponen los trabajadores. El diálogo sólo disfraza, con palabras, la realidad que se esconde: la fuerza. Pero si se trata de dialogar para someterse y para venderse, entonces se puede limosnear el diálogo.
2. La realidad es que el diálogo en política nunca ha existido. Me imagino siempre la escena en que los “dialogantes” con un cuchillo o un revolver escondido en la mano derecha “dialogan” mientras encuentran la oportunidad para asesinar al oponente. A no ser que se “dialogue” por asuntos intrascendentes que la autoridad –con su fuerza- trate de poner en práctica para su beneficio. Entonces ya no es diálogo sino monólogo porque todos giran en torno a las opiniones de quien manda u ordena. El diálogo solo se puede dar entre iguales con el fin de que cada parte exprese sus ideas, se analicen todas y surja una conclusión o propuesta más elevada e inteligente. Si el gobierno tiene el poder la contraparte debe contar con otro poder de igual peso. Como se ha dicho para que un país exija el desarme tiene que armarse, sino se burlarán de él por hacer el ridículo.
3. Se puede dialogar, platicar, conversar de otras cosas donde el poder o la política no tengan nada que ver; pero cuando se trata de política y asuntos económicos donde el poder, el mando, el control, el dominio están en juego los gobiernos sólo buscan dialogar con los que tienen menos fuerza que él para someterlos y para que el mismo gobierno salga con más fuerza. Cuando los gobiernos están frente a un movimiento serio primero busca dividirlo, desprestigiarlo, debilitarlo, reprimirlo, para luego destruirlo. Si el movimiento crece entonces lo desprestigia para reprimirlo, pero si el movimiento se hace más grande entonces busca contactos para platicar a escondidas y si el movimiento sigue creciendo exige desesperado un diálogo. Ese es el momento de los trabajadores; aunque el gobierno puede comprometer a todo y luego no cumplir.
4. De noviembre de 2002 a abril de 2003 los campesinos se movilizaron a nivel nacional e irrumpieron en la ciudad de México; el gobierno de Fox inmediatamente abrió negociaciones porque el movimiento tuvo presencia nacional. Los dirigentes de los humildes campesinos lograron la firma de acuerdos que les beneficiaran y se retiraron contentos a sus casas. Fox le dijo entonces a sus funcionarios: “denles todo lo que pidan a esos señores, total ni se los vamos a cumplir; lo que importa es que se vallan a sus pueblos y ya”. Fox no cumplió y los campesinos quedaron sin nada, a no ser con las limosnas que les tiró Fox debajo de la mesa. En 2001, había hecho algo parecido con la gran marcha de los zapatistas. Les pidió que retiren del DF para luego hacer aprobar los “acuerdos de San Andrés”. Al dejar la capital el gobierno aprobó una ley anti indígena.
5. ¿Qué quiere decir? Que el gobierno no dialoga con cualquier persona o individuo que no tenga presencia y unidad; sólo lo hace cuando se ve obligado por la fuerza. Si los trabajadores acuden a un “diálogo” en condiciones desventajosas resultará realmente lastimoso porque se reciben desprecios, humillaciones, regaños, inasistencia del funcionario; se acude como si fuera uno a pedir favores porque no se cuenta con la fuerza para exigir. Sería totalmente distinto que la gente esté bloqueando la ciudad e impidiendo que el tránsito se mueva. Cuando el gobierno pide dialogar es porque reconoce que el movimiento se puede extender, está fortaleciéndose; pero cuando –por informes de sus “orejas”, de sus policías secretos- sabe que el movimiento es débil o está proceso de dispersión y cansancio, se burla. Todo esto es elemental, de niños.
6. Con el argumento del diálogo han jodido siempre a los trabajadores. Los mismos niños, cuando son pacíficos, sometidos, silenciosos, nadie los pela, es decir sus padres no les hacen caso; pero cuando empiezan a gritar y rebelarse ponen nerviosos a sus padres y cuando se violentan y amenazan en serio con quemar la casa entonces los padres los reprimen o los llaman a dialogar. Los gobiernos siempre quieren meternos el rollo de que seamos buenos chicos, que colaboremos para que ellos roben más y se enriquezcan, que no nos quejemos por la madriza que a diario nos ponen. Parece que el verdadero diálogo en beneficio de los trabajadores sólo se dará cuando la casa comience a arder y sólo los trabajadores pudieran apagarla. A veces pienso que el gobierno nos está viendo la cara de cobardes, nos está incitando para ver si cumplimos o sólo hacemos rabietas.
7. ¿Puede sacarse alguna conclusión?: Que nos siguen viendo la cara de tontos a quienes luchamos junto a los trabajadores y a los obreros mismos. Las negociaciones deben buscarlas los altos funcionarios del gobierno cuando se vean acorralados y desesperados porque la sociedad con las protestas no puede funcionar. No nos equivoquemos: los trabajadores no deben tener la menor confianza a los gobernantes; no debe olvidarse que “son ellos o somos nosotros”. En las negociaciones no debe aceptarse ninguna promesa, todo deberá ser firmado en el instante (aunque la firma valga lo que el papel) Ninguna huelga de hambre, huelga general, bloqueo o movilización debe retirarse o suspenderse sin tener en las manos la solución. ¿Recuerdan que los pobres campesinos de Villa y Zapata aún no terminaban de retirarse pacíficamente de la ciudad de México en 1914 y toda la artillería y caballería del gobierno se lanzó para asesinarlos?
pedroe@cablered.net.mx
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario