Riesgo de protesta social generalizada por la carestía, advierten
Periódico La Jornada
Jueves 7 de enero de 2010, p. 4
En lo que va del gobierno de Felipe Calderón el nivel de vida de los campesinos se ha deteriorado 44 por ciento, debido al aumento en los precios de los productos de la canasta básica, aseguraron especialistas de la Facultad de Economía de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
En tanto, investigadores de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) afirmaron que la reciente alza de precios en productos de la canasta básica afecta no sólo el acceso a una dieta sana y nutritiva, sino también el disfrute de bienes y servicios indispensables, como medicamentos, transporte, electricidad y gas.
Advirtieron que en caso de “no frenar su encarecimiento podríamos tener una situación de crisis que nos lleve a una protesta social generalizada”.
Los académicos de la UNAM elaboraron un estudio en el que analizan las condiciones de la población rural de diciembre de 2006 a diciembre de 2009.
Conflictos sociales
En el documento advierten que existen 28 millones 280 mil 765 de agricultores que no pueden adquirir la canasta básica recomendable, y añaden que sólo 3 millones 954 mil 235 familias del campo pueden comprarla con sus actuales ingresos.
David Lozano Tovar, investigador de dicha facultad, quien participó en la investigación, sostuvo en entrevista que esta situación de pobreza puede generar conflictos sociales en todo el territorio nacional.
El análisis –en el que también colaboraron Javier Lozano, Jaime Vázquez, Guadalupe Zavala y Luis Lozano– asienta que para mayo de 2009, de 33 millones 185 mil personas que habitaban en el medio rural, sólo 8 millones 500 mil se encontraban ocupadas en actividades agrícolas y ganaderas.
A lo anterior, agregó Lozano, hay que sumar que al cierre de 2009 sumaron casi 500 personas desempleadas en el campo.
Subrayó que con las recientes alzas, el precio de la canasta de alimentos básicos pasó de 144 hace un par de meses a 154. Mientras, el salario mínimo más alto es de apenas 57.46 pesos.
Rebeca Pérez, de la UAM-Azcapotzalco, afirmó que el aumento de precios de alimentos y servicios ha sido “paulatino durante más de dos décadas, pero en unas semanas presenciamos un alza prácticamente generalizada y sin ningún control, lo que puede generar enorme malestar ciudadano”.
Agregó que ante la creciente carestía y el desempleo, el consumo se reduce “sensiblemente en aquello que se considera no indispensable, como el acceso a medicamentos de calidad, pago de colegiaturas y vehículos. Se estima que al menos 60 por ciento de nuestro ingreso promedio se destina a la alimentación”.
Rafael Calderón Arozqueta, de la UAM-Xochimilco, indicó que pese al encarecimiento de la canasta básica, el gobierno federal “no ha hecho ningún esfuerzo por controlar los precios ni mucho menos corregir su política agraria y garantizar la soberanía alimentaria de la población”.
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