VIRGINIA GONZÁLEZ MELGAREJO
Un monopolio se crea cuando una empresa es la única productora de cierto bien o servicio; es decir, es la única oferta en el mercado. La panificadora del osito es un ejemplo, usted encontrará sus productos hasta en el último rincón del país, sin importar la calidad o el precio es la única oferta de pan y galletas industrializadas existente. Esta empresa que acapara el mercado ha sido demandada en otros países por publicidad engañosa por vender un “pan integral” que en realidad no lo es. Otro ejemplo de mercado monopolizado es el de las redes de conexión telefónica, propiedad de una sola compañía que impone tarifas telefónicas más altas. Los propietarios de estas empresas, forman parte de la oligarquía que domina el país y que, al parecer, es intocable.
La Constitución en su artículo 28 prohíbe las prácticas monopólicas y la exención de impuestos, y a pesar de que desde el poder siempre se invoca la Carta Magna, sistemáticamente los gobiernos neoliberales han permitido el crecimiento de los monopolios; vea usted, además del pan y los teléfonos existe una sola empresa que controla el 70 por ciento de la producción de la harina de maíz, ahora piense usted quien se ha beneficiado con el aumento del casi 100 por ciento al precio de la tortilla en este sexenio, y que decir de la televisión abierta, controlada por dos empresas administradoras de la ignorancia del pueblo de México; por su parte, la distribución del gas LP se controla por 2 empresas; el refresco, jugo y agua envasada es controlado por dos empresas transnacionales; y otro par de empresas controla el mercado de la leche en un 80 por ciento perjudicando así a los productores nacionales que se han visto obligados incluso a tirar la leche como protesta ante el gobierno; a su vez, el cemento es controlado por dos empresas, al igual que la distribución de medicamentos en el país y lo mismo sucede con la producción de pollo y huevo, la de carnes procesadas y los servicios financieros. Todos ellos son dueños del poder económico del país; todas estas empresas, en una indebida ingerencia, apoyaron el fraude electoral en 2006, invirtieron cuantiosas sumas de dinero para propagar “el peligro para México” con el único fin de seguir contando con los favores del gobierno en turno que “algunas veces” les cobra el 1.7 por ciento de impuestos. Estas empresas no permiten la libre competencia, encarecen los productos e impiden el crecimiento de un sector de la economía del país, el abatimiento de los monopolios en cumplimiento puntual de la Constitución es el cuarto punto propuesto por Andrés Manuel López Obrador para la elaboración del nuevo Proyecto Alternativo de Nación que contará con la aportación a lo largo y ancho del país, de mexicanos valiosos, libres y concientes.
Un monopolio se crea cuando una empresa es la única productora de cierto bien o servicio; es decir, es la única oferta en el mercado. La panificadora del osito es un ejemplo, usted encontrará sus productos hasta en el último rincón del país, sin importar la calidad o el precio es la única oferta de pan y galletas industrializadas existente. Esta empresa que acapara el mercado ha sido demandada en otros países por publicidad engañosa por vender un “pan integral” que en realidad no lo es. Otro ejemplo de mercado monopolizado es el de las redes de conexión telefónica, propiedad de una sola compañía que impone tarifas telefónicas más altas. Los propietarios de estas empresas, forman parte de la oligarquía que domina el país y que, al parecer, es intocable.
La Constitución en su artículo 28 prohíbe las prácticas monopólicas y la exención de impuestos, y a pesar de que desde el poder siempre se invoca la Carta Magna, sistemáticamente los gobiernos neoliberales han permitido el crecimiento de los monopolios; vea usted, además del pan y los teléfonos existe una sola empresa que controla el 70 por ciento de la producción de la harina de maíz, ahora piense usted quien se ha beneficiado con el aumento del casi 100 por ciento al precio de la tortilla en este sexenio, y que decir de la televisión abierta, controlada por dos empresas administradoras de la ignorancia del pueblo de México; por su parte, la distribución del gas LP se controla por 2 empresas; el refresco, jugo y agua envasada es controlado por dos empresas transnacionales; y otro par de empresas controla el mercado de la leche en un 80 por ciento perjudicando así a los productores nacionales que se han visto obligados incluso a tirar la leche como protesta ante el gobierno; a su vez, el cemento es controlado por dos empresas, al igual que la distribución de medicamentos en el país y lo mismo sucede con la producción de pollo y huevo, la de carnes procesadas y los servicios financieros. Todos ellos son dueños del poder económico del país; todas estas empresas, en una indebida ingerencia, apoyaron el fraude electoral en 2006, invirtieron cuantiosas sumas de dinero para propagar “el peligro para México” con el único fin de seguir contando con los favores del gobierno en turno que “algunas veces” les cobra el 1.7 por ciento de impuestos. Estas empresas no permiten la libre competencia, encarecen los productos e impiden el crecimiento de un sector de la economía del país, el abatimiento de los monopolios en cumplimiento puntual de la Constitución es el cuarto punto propuesto por Andrés Manuel López Obrador para la elaboración del nuevo Proyecto Alternativo de Nación que contará con la aportación a lo largo y ancho del país, de mexicanos valiosos, libres y concientes.
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