Las épocas de crisis son pródigas en lecciones que no conviene dejar pasar por alto. Podemos apurar estos tiempos difíciles y de prueba extrayendo las enseñanzas que, de forma más o menos evidente, su discurrir nos está proporcionando. Cae un mundo, pero aún no ha aflorado el otro. Subyace un aprendizaje profundo en el desmoronamiento de todo el paradigma individualista-materialista-violento que no podemos dejar escapar. El nuevo modelo basado en el cooperar y compartir asomó aún muy tímidamente en el 2009, pero también es cierto que cada vez hay más seres firmemente comprometidos en una búsqueda emancipadora, tanto a nivel personal como colectivo.
Resta mucho por analizar. Sólo hay espacio para una breve, casi furtiva, mirada. Lo suficiente para observar que hay tarea futura. No faltan desafíos para el 2010. Serenar, incluir, acompañar, colaborar, compartir…, quedan muchos verbos por conjugar en el año que ahora arranca. No importa el trayecto por delante, no importa un 2012 a la vuelta de la esquina. A cada día su afán. Lo que importa es el compromiso de cada instante para restaurar la esperanza en cada uno de nuestros corazones y en el corazón de la humanidad entera. Lo que importa es la confianza de saber que estamos en el momento y lugar adecuados para poder contribuir, cada quien desde sus circunstancias y alcance, a hacer todavía del planeta un hogar bello y fraterno absolutamente para tod@s.
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