martes, 15 de diciembre de 2009
NOTAS DEL PERIÓDOCO POR ESTO!
VENENO EN EL ALMA
2009-12-15
Guillermo Fabela Quiñones
Apuntes
Se acerca el final del “año que vivimos en peligro”, según dicho de Felipe Calderón, aun cuando quienes hemos padecido riesgos de todo tipo somos los ciudadanos comunes, no la oligarquía que disfruta de medios muy costosos que la mantienen a salvo de peligros. Para nuestra desgracia, el 2010 se vislumbra mucho peor que este año, no sólo en lo que respecta a la economía de las amas de casa, sino al hecho incontrovertible de que se habrá de agudizar la desesperanza de millones de ciudadanos por la ausencia de expectativas favorables. Son muchos los indicios de que viviremos días aún más riesgosos, por el empecinamiento del grupo en el poder en no ceder un ápice al imperativo de bajar las presiones, a una colectividad desmoralizada por tanta canallada de quienes usufructúan el mando de las instituciones sin contar con el consenso ciudadano.
Aquí radica el fondo de los problemas actuales: el grupo dizque gobernante no tiene una pizca de conciencia de la realidad del país y sigue terco en imponernos sus designios, con el único propósito de ampliar sus privilegios de por sí extraordinarios, para lo cual se apresta a violentar aún más a las instituciones y así seguir en el poder.
“Si los priístas duraron en la cima del sistema político más de siete décadas, nosotros tenemos también el derecho de prolongar nuestra permanencia en la cúpula del poder”, afirman sin ningún empacho. Sólo que los priístas, mientras se labraban un porvenir cargado de fortuna, trabajaron en favor del país cuando menos cuarenta años, siguiendo reglas muy claras que limitaban su voracidad, situación que cambió cuando los tecnócratas se hicieron del poder en el sexenio de Miguel de la Madrid.
Los “políticos” actuales tienen veneno en el alma, como se afirmó en la oración de trabajadores electricistas durante la homilía del obispo emérito Samuel Ruiz, en la misa que celebró para conmemorar a la Virgen de Guadalupe. Allí se pidió, “que Jesucristo ilumine al hermano (Felipe) Calderón y a su gabinete y que les extraiga el veneno del alma”, según nota de “La Jornada”. Tal es la explicación del porqué actúan como lo hacen los miembros de la elite que desgobierna al país: tienen el alma emponzoñada, de ahí su falta de ética pública, su insaciable voracidad, su desprecio a las clases trabajadoras, su inagotable sed de bienes materiales y de poder, al grado de que para ellos la política es sinónimo de metodología para lograr un enriquecimiento fácil y rápido.
Tener veneno en el alma emparienta a los políticos de extrema derecha, sean del PAN o del PRI o de cualquier otra organización política aristocrática que no tiene más compromiso político que con la oligarquía. Así lo constatamos, en el afán de Calderón de acabar con las organizaciones obreras que cumplen su función de ser un escudo que neutralice las embestidas ultra reaccionarias del grupo político y económico dominante. Así se explica la terquedad en liquidar al sindicato más congruente con su misión histórica y social, el Sindicato Mexicano de Electricistas, para lo cual violentó la ley y lo sigue haciendo, a través del titular de la Secretaría del Trabajo, Javier Lozano, quien de seguro le debe haber dicho a la juez que debía otorgar el amparo con el que podrían conservar su fuente de trabajo: “cooperas o cuello”, y les fue negado.
Fiel al espíritu del Evangelio, el Obispo emérito mostró su rechazo a la decisión de la juez y llamó a los trabajadores a continuar su justa lucha, dejar atrás el desánimo, los brazos cruzados y la apatía. Samuel Ruiz entiende claramente que los trabajadores y sus familias son víctimas de la ponzoña que traen en el alma quienes se dicen cristianos practicantes, opositores acérrimos del laicismo, pero en realidad no son más que fariseos hipócritas, mercaderes de la política, que sólo tienen ojos y oídos para ver y escuchar a las elites a las que envidian y tratan de imitar. El Obispo en retiro tiene conciencia cristiana y sabe que la lucha del SME es por México, no sólo por un gremio de trabajadores a los que la oligarquía quiere humillar y rendir por hambre.
Con todo, a pesar del fallo adverso de la juez, la lucha de la organización obrera seguirá adelante, en espera de que las contradicciones del sistema político rebasen la capacidad de respuesta del “gobierno”, como así habrá de suceder a partir de que los problemas sociales sean de tal magnitud que a la oligarquía no le quedará más remedio que aceptar cambios vitales que frenen una ingobernabilidad largamente anunciada.
gmofavela@hotmail.com
Apuntes sobre las enseñanzas del odio
2009-12-15
Ricardo Andrade Jardí
Las ejecuciones siguen en aumento, al tiempo que vamos conociendo historias similares de los cientos de detenidos, que son presentados ante las cámaras de la telecracia, como parte de “los golpes heroicos” de la “lucha contra el crimen organizado”. Historias que hablan de aquellos personajes a los que, una vez fotografiados y expuestos a la humillación, nada han podido probarles y nada podrán, pues no son parte de ese crimen, personajes que en cuestión de minutos, pierden todo lo poco que han construido, en medio de un sistema de mentira e IMPUNIDAD, que protege, desde la corrupción gubernamental establecida como regla del sistema, a los grandes capos del crimen organizado y coloca en las estructuras financieras del poder a sus incondicionales servidores, para que todo siga igual.
La lección de quienes sufren el costoso precio de una guerra, que es en realidad sólo publicitaria, contra el crimen organizado, es la de preguntarse cada día, qué caso tiene ser decente en un país donde la indecencia de la ilegalidad, se recompensa con jugosos salarios públicos, con “prestigiados” puestos, o con la imposición de puestos de elección popular.
Ser decente en México es cerrar las puertas a una vida de confort y estabilidad, pantanosa, pero a fin de cuentas estabilidad, frente al “desprestigio” que significa la dignidad humana en la democracia de mercado.
Pobres de aquellos que alcen la voz, pues rápidamente serán tachados de “radicales”, de “retrógradas” o de “pobres diablos”… Defender un derecho en estos tiempos, es lo mismo que ser un infiel en medio de la santa cruzada. Pobre de aquel que prefiera ser decente y seguir hablándole a un amigo “marginado del sistema”.
Dejar de saludar e incluso desconocer al otro, es símbolo de la competitividad, que será por el sistema recompensada por nuestro silencio cómplice.
La subjetividad del miedo enseña el odio, el odio enseña la mentira, la competencia insana, la humillación al otro, enseña a pasar sobre los otros, a aplastarlos o ignorarlos a cambio de algo prometido pero siempre inalcanzable.
Esa subjetividad del miedo es la que educa a las nuevas generaciones de mexicanos, que han ido perdiendo toda posibilidad de reconocer al otro, de trabajar con los otros y para los otros, pero también han perdido el valor de la honestidad, el valor del conocimiento, el valor de saberse en los otros para reconocerse en uno mismo...
Ese es el “éxito” de la falsa guerra contra el crimen organizado, el silencio de denunciar lo que todos saben o de justificar lo injustificable a cambio de la posibilidad de un día ser recompensados por ese silencio.
Callar y mentir es más fácil y cómodo que vivir dignamente. La dignidad es la condena a estar fuera de la realidad de fantasía que nos ofrece la IMPUNIDAD siniestra de un México que se construye por el imaginario opresivo de una farsa. Mientras tanto los marginados del sistema, los “radicales”, “los terroristas”, “los renegados” siguen intentando girar la balanza con esa pequeña y gran arma revolucionaria que es la esperanza por el cambio, desestabilizadora e incontrolable para las represivas fuerzas del sistema, tan ocupadas en ser estrellas de la telebasura y tan repudiada por los seudo intelectuales y golpeadores a modo.
El misterioso poder de García Luna
2009-12-15
Jorge Carrillo Olea
¿Qué es lo que se esconde?
El viernes 4, una muy distinguida periodista termina su demoledora colaboración en un diario nacional diciendo: “Hombres de García Luna, el insumergible, a pesar de todo lo que lo rodea”, refiriéndose a narcofuncionarios (neologismo).
Efectivamente, cuando surgen irregularidades tan graves como las que cotidianamente se dan en la policía federal y se ignora a la opinión pública, surgen toda clase de interpretaciones o explicaciones.
Nadie duda, hasta donde la vista alcanza, que se han concentrado en esa entidad los protectores, filtradores, encubridores, soplones, cuando no los propios grandes actores del narcotráfico. Estamos verdaderamente en manos del hampa, más y mejor organizada que nunca.
Hace años se hablaba de un grupo, nunca dimensionado, de criminales de esa especie. Pronto se empezó a hablar de cárteles; luego segmentaron el territorio y se lo repartieron en una lucha que no acaba; enseguida fueron reclutando delincuentes comunes para tareas menores, para pasar de inmediato a infiltrar colaboradores en las corporaciones oficiales y promoverlos a los cargos más inimaginables. ¡A dueños de las instituciones!
La biografía del señor Bayardo que hace la señora Aristegui es para dejar con la boca abierta y pelos parados a cualquiera y Bayardos pululan en las corporaciones. Y así se repite la pregunta: ¿Qué se esconde?, ¿Qué misterioso poder sobre el Presidente tiene el señor García Luna?
¿Qué mente puede sentir satisfacción en mostrar a la televisión las arcas más secretas de la inteligencia criminal recientemente inauguradas? ¿O armar el TV-show de la aprehensión de Florence Cassez que tiene congeladas nuestras relaciones con Francia? Pues solamente una mente trastornada por el poder, que se expresa por un exhibicionismo psicopatológico, de los que hemos conocido muchos. Son actitudes más o menos constantes de quien sin estar preparado, ejerce un poder más allá de sus capacidades de autocontrol. Tarde o temprano esto tendrá un final amargo para Calderón.
Pues esa mente es la que hace operar un convoy de camionetas blindadas los domingos por la noche en la autopista Cuernavaca-México, haciendo bloqueos, haciendo imposible el rebasar a tal convoy, que viaja con sus torretas encendidas, que atropella a empujones a pacíficas familias que regresan a su ciudad. La camioneta central, una Grand Cherokee, con placas 260 WAK, la conduce el propio García Luna y cierra el convoy, ocupando el centro de la autopista un vehículo pick up amedrentador por su actitud, con placas 12441 de la Policía Federal. El otro vehículo, otra Suburban, exhibía las placas 406WCK.
Tal vez esta irracional conducta sea la explicación a tanto desarreglo, autoritarismo y abuso, que lejos de cohibir, alientan el crimen en el país. Pero la pregunta subsiste: ¿Por qué es posible tanta insolencia e impunidad? Y como respuesta, el pueblo crea las más fantásticas explicaciones que nada bien hacen al señor Calderón. ¿Por qué lo tolera? (Siempre!)
La MUY distinguida periodista mencionada es Carmen Aristegui y este es el artículo a que se refiere:
MORIR EN UN STARBUCKS
Carmen Aristegui F
Diciembre 4, 2009
Algo muy podrido rodó junto con el cuerpo acribillado de Édgar Enrique Bayardo del Villar, asesinado este martes al interior de un Starbucks en la colonia del Valle de la Ciudad de México. El cuerpo que recibió los impactos de bala de dos calibres pertenecía a un hombre que apenas hace un año era jefe de la Policía Federal Preventiva, que meses después era investigado por vínculos con la delincuencia organizada y que a la hora de su muerte estaba acogido al sistema de testigos protegidos recién estrenado legalmente en este país. Presunto protector de narcos, funcionario, testigo asesinado es una mezcla que muestra hasta dónde puede estar penetrada la autoridad policiaca en nuestro país y las fallas que existen en la aplicación de las nuevas normas constitucionales en materia de certificación de los cuerpos policiacos a nivel federal. La ejecución de Bayardo y la muerte, que se presume suicidio, del joven hijo del llamado Rey Zambada, también acogido al sistema de testigos protegidos, ocurridas en las últimas semanas, han provocado una crisis de credibilidad y sospecha al interior de este mecanismo diseñado para combatir al crimen organizado y, en general, a todo el sistema de Seguridad Pública y Procuración de Justicia de este país. ¿Cómo queda una autoridad a quien le asesinan la persona que se supone protege en un pacto establecido para obtener información? ¿Quién volverá a confiar en el mecanismo? ¿En manos de quién está el mecanismo? ¿Quiénes mataron al señor y quienes lo permitieron? ¿Quién responde por lo ocurrido?
La muerte de este ex alto mando policiaco, en circunstancias como éstas, obliga a una revisión muy amplia del conjunto de responsables en Seguridad Pública que deben rendir cuentas por esta ejecución. En muchos sentidos, este caso representa un ejemplo de la descomposición que ha llevado a vincularse a policías con narcos y a narcos con policías en un fenómeno que está lejos de haber desaparecido.
Bayardo era un claro ejemplo sobre esa frontera rota entre ser narco y autoridad. Su biografía es botón de muestra de la permeabilidad, permisividad y tolerancia que prevalece al interior de los cuerpos policiacos, aún después de las reformas aprobadas con ese propósito recientemente. Samuel González Ruiz, fundador de lo que fuera la Unidad Especializada contra la Delincuencia Organizada de la PGR hace algunos años, narró, en entrevista para MVS, los detalles de la trayectoria del hombre asesinado. Una perla sobre la falta de rigor en el control del personal policiaco en este país: entre 1992 y 1993 Bayardo entró a trabajar al Instituto Nacional de Combate a las Drogas. En 1995 fue secretario particular de la contralora interna de la PGR. El 16 de agosto de 1996 fue dado de baja, con otros cientos de policías, por sus vínculos con el narcotráfico. Como si nada, pasa después a la subprocuraduría de Tlaxcala. Se le notifica al gobernador del estado de sus vínculos con el narcotráfico y, aún así, lo mantienen seis años en la Procuraduría. Después se va a Puebla y sigue su camino para ser, después, contratado en este sexenio por la Secretaría de Seguridad Pública y llevado al puesto de más alta responsabilidad en la lucha contra el narcotráfico en el gobierno de la República. Ahí estuvo hasta el año pasado, hasta que la confrontación con otro mando policiaco lo llevó a su nueva circunstancia: aceptar su responsabilidad en la protección al narcotráfico, acogerse al programa de testigos protegidos, recibir recursos, por 50 mil pesos mensuales según informa El Universal, y ofrecer información para imputar a otro mando policiaco de la misma corporación. Es, de hecho, esa confrontación entre Édgar Bayardo y Gerardo Garay, el ahora ex comisionado general interino de la Policía Federal Preventiva -célebre por el operativo en una casa donde se celebraba una fiesta en una casa en el Desierto de los Leones en octubre del año pasado-, lo que los llevó a hacerlos insostenibles como altos mandos de la PFP.
Se abrieron sendos procesos en donde el primero le imputaba ministerialmente al segundo ser protector de los Beltrán Leyva, mientras que Garay le imputaba a Bayardo estar al servicio de El Mayo Zambada. Estamos hablando de dos de los principales hombres del equipo de Genaro García Luna, que trabajaron para él y para el narcotráfico hasta antes de resultar indefendibles y presas del escándalo. Hombres de García Luna, el insumergible, a pesar de todo lo que lo rodea.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario