Por: Basilio A Lezama M.
La idea es como identificar a los políticos mediocres que se encuentran inmersos en la política venezolana y para ello es menester ubicarlos y observar su característica. Su táctica es la mentira y su estrategias es pulular aquellos escenarios donde existen la falta de conocimiento. Normalmente, buscan las personas que puede servirle como escalera, para lograr sus más oscuros intereses, ya que una vez alcanzado es cuando el pueblo se da cuenta, cuando ya no tiene tiempo de corregir el error cometido; aunque se le puede presentar la oportunidad de enmendar su culpa.
Los políticos mediocres están donde están los políticos excelentes, mimetizándose, desarrollando acciones políticas ineficientes para tratar de cumplir programas o en sitios donde están para defender el plan de gobierno, sin afectar sus intereses. También se ubican en sectores donde sin ser trabajadores del gobierno, realizan acciones manipuladas, que le permite obtener grandes beneficios; por el solo hecho de estar relacionado con el gobierno. Ellos realizan declaraciones que cree o sospecha que es parcialmente o completamente falsa, esperando que el pueblo le crea, ocultando siempre la realidad sensible en forma total o parcial. Normalmente se le califica de mentiroso. También existen los que se creen que son políticos, por el hecho de estar en sectores con la posibilidad de alcanzar un cargo, ignorando el proceso de formación, que la responsabilidad politica, le exige.
Se atan a las rutinas y a los prejuicios, aquellos que a pesar de estar años en la politica, tiene miedo a lo desconocido, son timoratos e indecisos; carecen de iniciativa y miran siempre al pasado, busca formar grupo con sus amigos, familiares y vecinos del pasado, con el convencimiento de conocerlos y asegurar que son confiables. Además son hipócritas, lo que va apareado a la mentira. Transforma su vida entera en una mentira metódicamente organizada, hace todo lo contrario de lo que dice, toda vez que ello le reporte un beneficio inmediato; vive traicionando con sus palabras y está siempre en disposición incondicional de adular a los poderosos.
Tienen una incapacidad de ideales y se refiere continuamente al pasado poniendo su atención en paradigmas obsoletos. Son excesivamente prudentes, paralizando siempre las iniciativas más fecundas. Se reconocen porque son dóciles a la presión del conjunto, maleables bajo el peso de la opinión pública. Viven para estar pendiente de lo que los demás dicen, ignorándose a sí mismos, creyendo en los que dicen de él en su entorno. Ignoran que el hombre vale por su saber; no intentan estudiar e investigar y niegan que la cultura sea la más profunda fuente de virtudes. Son intolerantes y carecen de opinión.
Es importante, que la nueva generación de políticos dignifiquen su yo verdadero, afanándose por su perfección espiritual. Desdeñando la opinión ajena en la misma proporción en que respetan la propia o la de sus iguales. Deben ser magnánimos: de espíritu generoso, especialmente para perdonar. Apreciar a los que pueda igualar y, desear tener alas para poder elevarse hasta ellos, elevándolos y elogiándolos. Perseguir el éxito dándole mayor importancia a lo importante que a lo urgente, exaltando y estimulando la personalidad.
En base a la excelencia de carácter, crear su vida y servir a un Ideal, perseverando en sus luchas políticas, sintiéndose firmes de sus acciones, templándose por grandes esfuerzos, seguros de sus creencias, leales a sus afectos y fieles a su palabra. Las creencias como soporte de su carácter, es expresada por actividades que constituyen la conducta: la firmeza se adquiere con una base sólida cultural y con la elevación moral que fundamenta su dignidad y la integridad del carácter. Tal como lo dijo Sócrates: Si un hombre encarrila totalmente su vida hacia un ideal, eludiendo o constatando todas las contingencias que contra él conspiran, ese hombre se eleva sobre el nivel mismo y de las más altas virtudes, remontándose a las cimas eternas de los más grandes valores morales, logrando la excelencia.
basilioalezama@gmail.com
jueves, 10 de septiembre de 2009
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