Del “Qaedastán” al “Caostán”: en juego el petróleo
Alfredo Jalife-Rahme
Será el sereno, pero el precio del barril de petróleo empezó 2010 en 81 dólares.
The Financial Times (4/1/10), portavoz del neoliberalismo global, consagró un infograma especial a los “paraísos de Al-Qaeda” desde el Cuerno de África, pasando por el nuevo frente de la Península Arábiga (que incluye atractivamente a Arabia Saudita, principal potencia petrolera del planeta) hasta Afganistán y Pakistán (el binomio bautizado “Af-Pak”), que tienen respectivamente 76 y 523 kilómetros de frontera con China. Cabe recordar que la desestabilización de la provincia autónoma de Xinjiang en China (ver Bajo la Lupa; 19/7/09) fue teledirigida por grupos jihadistas islámicos de Asia central, donde opera desparpajadamente Al Qaeda.
Lo que hemos denominado “Qaedastán”, es decir, “la tierra de Al Qaeda”, incluye tenuemente en el infograma de The Financial Times a Malí y Níger, dos países saharianos que se ubican en la retaguardia de Argelia, potencia gasera árabe que ha prosperado sin mucho ruido gracias al maná de los hidrocarburos.
El rotativo neoliberal británico vincula al grupo Shabab (que significa “juventud” en árabe), los “piratas” de Somalia, con Al Qaeda, y pasa por alto los íntimos lazos de Gran Bretaña con los corsarios sunnitas árabes que asolan el Estrecho de Bab Al-Mandab (“Londres detrás de los piratas somalíes”. Ver Bajo la Lupa, 20/5/09).
Lo más relevante radica en la simbiosis de Al Qaeda en Yemen y Arabia Saudita bajo la denominación “AQAP” (por sus siglas en inglés: “Al Qaeda de la Península Arábiga”), para deleite de los bélicos lingüistas anglosajones tan proclives a los acrónimos.
Como temimos, ¿molestó a tal grado el inminente lanzamiento del “gulfo”, la divisa común del Consejo de Cooperación de los Países Árabes del Golfo, que tiene como objetivo desplazar al dólar (ver Bajo la Lupa, 21/12/09)?
Llama la atención que el infograma británico excluya de las llamas del Qaedastán a las otras cinco petromonarquías árabes del Consejo de Cooperación del Golfo.
Pasaremos por alto la grave acusación de Debka (presunto portal del Mossad: el espionaje israelí) de que la trasnacional terrorista islámica blanquea(ba) su dinero en la banca de Dubai, de mayoría británica (ver Bajo la Lupa, 2 y 6/12/09).
Lo preponderante radica en la atracción fatal que tanto seduce al complejo-militar-industrial de la dupla anglosajona de Estados Unidos y Gran Bretaña por el Qaedastán. Pasaremos por alto los orígenes primigenios de los mujaidines (hoy les dicen jihadistas salafistas) de Al Qaeda: un invento de la CIA durante la guerra fría para combatir a la URSS en Afganistán.
Con su nueva guerra en Yemen (ver Bajo la Lupa, 3/1/10), a la dupla anglosajona le parece resultar más sencillo colocar su espada de Damocles al superestratégico estrecho de Bab Al-Mandab –a los dos lados del golfo de Adén, donde se ubican Somalia y Yemen– que el más peligroso estrecho de Ormuz en el golfo Pérsico.
A propósito, la Administración de Información de Energía de EU (EAI, por sus siglas en inglés) ilustra sobre los “puntos de estrangulamiento (sic)” (chokepoints) del “transito petrolero mundial”, entre los cuales se encuentra el estrecho de Bab Al-Mandab, a los dos lados de la Península Arábiga y el Cuerno de África: precisamente donde EU y Gran Bretaña libran su cuarta guerra global, al unísono de Irak y el binomio “Af-Pak”.
EAI destaca que “los puntos de estrangulamiento de tránsito son una parte crítica de la seguridad energética global debido al elevado volumen de petróleo comercializado en sus apretados (sic) estrechos”, cuando la mitad de la producción petrolera mundial se transporta por mar.
Trabajos en la refinería petrolera Nahran Omar, en Basora, 550 kilómetros al suroeste de BagdadFoto Ap
El estrecho de Ormuz, en el golfo Pérsico, y el de Málaca (entre Malasia e Indonesia) son “los dos puntos de estrangulamiento más estratégicos del mundo”: donde transita el petróleo proveniente del Medio-Oriente que se dirige primordialmente a China, Japón y Sudcorea.
El estrecho de Bab Al-Mandab (“la puerta de las lágrimas”), que conecta el mar Rojo (y el Canal de Suez) al mar Arábigo, constituye otro “importante punto de estrangulamiento”, además del Canal de Panamá y el estrecho turco del Bósforo (que vincula las regiones del mar Caspio y el mar Negro al Mediterráneo).
Además del ominoso binomio “Af-Pak”, en tres de los citados “puntos de estrangulamiento” petrolero opera ostensiblemente lo que los multimedia israelí-anglosajones denominan en forma obsesiva Al Qaeda. Por el estrecho de Bab Al Mandab transita casi 8 por ciento del petróleo mundial, que sería severamente afectado en caso de una sincronía bélica entre la Península Arábiga y el Cuerno de África.
El “Qaedastán” puede pasar muy bien como sinónimo geopolítico del “Caostán” (“la tierra del caos global”) que, dígase lo que se diga, ha incen- diado las tres fronteras de China, India y Rusia (el infograma de The Financial Times ocultó el despliegue de Al Qaeda en el Cáucaso): coincidentemente, los tres conspicuos competidores geoeconómicos de EU y Gran Bretaña. Es nuestra hipótesis que esta dupla aprieta las tuercas bélicas en lo que hemos denominado “la línea Brzezinski”, con el objetivo de asfixiar o, por lo menos, detener a China.
Nunca como ahora ha quedado más clara la irrelevancia teatral del ocupante de la Casa Blanca con su ideología o color racial. Sea presidente Baby Bush u Obama, los objetivos estratégicos petroleros del complejo-militar-industrial estadunidense no han variado desde la promulgación del “arco de la crisis”, en la década de los 70, por el teórico israelí-británico Bernard Lewis, y que en la primavera de 1979 (año de la revolución chiíta iraní) George Lenczowski, profesor de la Universidad de California (Berkeley), definió en la influyente revista Foreign Affairs: “el área que se extiende desde el subcontinente indio, al este, hasta el Cuerno de África, al oeste. El Medio Oriente constituye su núcleo central. Su posición estratégica no tiene igual (…): posee en su subsuelo casi tres cuartas partes de las reservas probadas y estimadas de petróleo”.
Hoy coincide que Yemen, parte nodal del “arco de la crisis”, ostente pletóricas reservas de petróleo.
El añejo “arco de la crisis”, de Bernard Lewis, fundamentalista israelí y teórico de los halcones anglosajones (los neoconservadores straussianos), se entrelaza con “la línea Brzezinski”, que conecta la antigua Palestina a Irán y al binomio Afganistán-Pakistán, entre los paralelos 20 y 40 grados, que representa geopolíticamente el talón de Aquiles de China (ver Bajo la Lupa,19/7/09).
El núcleo central de Lenczowski hoy se manifiesta en el cuadrángulo de los mares Caspio, Mediterráneo y Rojo, y el golfo Pérsico, donde se han librado las primeras guerras del siglo XXI –con trasfondo energético– por la dupla anglosajona (y sus aliados Israel y Georgia). En el corazón de tal cuadrángulo se ubica Irán.
En cuatro décadas, los enemigos de la dupla anglosajona han variado, pero el “arco de la crisis”, donde hoy prevalece el “Caostán”, producto del “Qaedastán”, sigue más vigente que nunca en medio de una profunda crisis energética global.
miércoles, 6 de enero de 2010
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