CARMEN ARISTEGUI
Personajes de la vida pública disímbolos y aun contradictorios, políticos de recorridos largos y tortuosos, acusados y acusadores de la tragedia nacional, junto con testigos, intelectuales y opinadores, transcurren por las páginas del libro Transición. Conversaciones y retratos de lo que se hizo y se dejó de hacer por la democracia en México, de Carmen Aristegui, en coautoría gráfica con Ricardo Trabulsi. Recogemos aquí, con autorización de la editorial, fragmentos de los testimonios de seis protagonistas clave de la política nacional en las últimas décadas.
Luis H. Álvarez
–La elección (presidencial de 1988) fue considerada fraudulenta por el PAN y por el Frente Democrático. La izquierda no reconoció a Salinas pero ustedes permitieron el acercamiento con Salinas. ¿Cómo recuerda eso? –pregunta Carmen Aristegui.
–Me convencieron de que en el ámbito legislativo había mucho por hacer para mejorar el marco legal de ese entonces y así facilitar la participación de quienes luchaban por la democracia. Francamente no sé si hicimos lo correcto en ese momento.
–El caso es que todo esto derivó en las reformas a la autoridad electoral, pero Salinas llegó reconocido por figuras clave del PAN, como usted, Diego Fernández de Cevallos y Carlos Castillo Peraza. Eso estableció una nueva dinámica de la oposición electoral.
–En las elecciones locales sí se empezó a avanzar en el reconocimiento.
–¿A cambio de qué? Se le llamó concertacesión. Había un reconocimiento a la oposición a cambio de apoyar a Salinas.
–No creo que fuera tan meritorio por parte de la autoridad reconocer triunfos.
–Era una cosa muy novedosa.
–Sí.
–Dice que cree que se equivocaron, ¿en qué?
–Tal vez debimos haber sido más radicales.
–¿Qué le hubiera gustado que pasara?
–Haber exigido a Salinas un costo mayor. Por lo menos.
–El hecho de que Diego Fernández de Cevallos avalara la famosa quema de boletas tuvo su costo…
–Eso fue un error.
–¿Qué tan caro le salió al PAN?
–No sé si al partido o al país. Diego me dijo: “Si las boletas han estado en poder de ellos, ¿qué nos garantiza que no hayan sido modificadas?”. Yo sostuve que no debíamos ser nosotros quienes tuviéramos la última palabra.
Aristegui brinca al tema de la Ley Indígena y de las autonomías a propósito del movimiento zapatista.
–¿Se le tuvo miedo a las autonomías?
–Sí.
–¿Fue por la intervención de Diego Fernández en la opinión presidencial?
–Bueno, Diego en su campaña… fue un fogoso orador… realmente ha sido Diego… a mí me da la impresión de que en un momento dado no siguió luchando. Eso se lo digo aquí.
–¿Diego?
–Sí.
–¿Diego se frenó en la contienda?
–No sé.
–Fox es muy duro en su libro respecto a ese tema…
–¿Cómo?
–Vicente Fox cuestiona seriamente por qué frenó su campaña… Habiendo ganado el debate… Ganó el debate y se frenó.
–Sí, para mí es algo de lo que no tengo toda la explicación.
–Respecto a Vicente Fox: existe el Fox que usted y Manuel Clouthier incorporaron al movimiento democratizador, tenemos al Fox que gobernó Guanajuato, al candidato presidencial y al Fox que llega a Los Pinos e interviene en una batalla indebida para dejar fuera de la contienda a Andrés Manuel López Obrador hacia el final de su mandato.
–Esta idea no la he manifestado, pero yo creo que la mujer no le ayudó.
–¿Fue un factor nocivo?
–Yo creo que sí. Influyó en él. Pero sin Fox, un candidato carismático, el proceso de consolidación democrático hubiera tardado más en llegar.
Manuel Bartlett
Quien fue secretario de Gobernación con el presidente Miguel de la Madrid y responsable de la elección de 1988, dice que acabó como “el chivo expiatorio de una campaña sucia”, la presidencial de Carlos Salinas de Gortari.
Niega que él haya sido el responsable de la caída del sistema. Más bien, señala que quien se encargó de difundir esa versión fue el propio Carlos Salinas de Gortari.
Bartlett, odiado por la izquierda desde entonces hasta hace unos años, en que, primero, se incorporó a la lucha contra la privatización de Pemex, y ya recientemente a la batalla contra el duopolio de las televisoras y el rechazo a la liquidación de Luz y Fuerza del Centro, concluye sobre los comicios de finales de los ochenta: “Yo creo que ganó Salinas, honestamente yo creo que ganó Salinas. (Aunque) La distancia de votos no fue muy grande”.
Pero sobre Salinas, el también exgobernador de Puebla tiene más conclusiones.
“Salinas gobernó con el PAN, le abrió las puertas del poder y regaló posiciones como Guanajuato. Entonces se apodera del PRI y se pone de acuerdo con Fox.”
–¿Cómo? –pregunta Aristegui.
–Salinas se asocia con Fox, se reúne con él y le ofrece los votos que hoy le ofrece Beltrones a Calderón. Si le va bien a Fox le va bien a México, decía Salinas el día que (Roberto) Madrazo tomó protesta como presidente del partido. Yo decía lo contrario, si le va bien a Fox, al país le va de la fregada.
–¿Cuál es la salida, antes de una revuelta social?
–La salida es una expresión popular fuerte en este país, hoy o mañana.
–¿Existe eso?
–Se llama López Obrador.
–¿Se llama López Obrador?
–No hay otro.
Manuel Camacho
En 1988 era jefe del entonces Departamento del Distrito Federal y, se decía, brazo derecho de Carlos Salinas de Gortari. Habla de la polémica elección de ese año: “Hubo múltiples irregularidades”.
–¿Se traduce eso en fraude? –pregunta Aristegui.
–Sí, hubo cosas muy graves en la elección.
Revela que la convulsión política y social poselectoral se resolvió “en una negociación con el PAN y en una línea de civilidad con el FDN. Mi plan era pactar con el PAN, con la izquierda y con el PRI, pero Salinas dice: Yo me quedo nada más con este pedacito, es decir, armó el pacto conservador”.
–¿Cómo se dio la negociación con el PAN?
–Hubo una reunión en casa de Juan Sánchez Navarro. Asistimos Clouthier, Salinas, Don Juan y yo. Ahí plantearon las reformas que querían: la electoral, la del ejido, del artículo 123, de las iglesias y de la educación.
Hacia el futuro, Camacho Solís, tutor del actual jefe de gobierno del DF, Marcelo Ebrard, habla del futuro del país y de Andrés Manuel López Obrador, aunque sin mencionarlo: “El gran reto es cómo construimos una salida política democrática a esta crisis. Se construye con personas honestas, que puedan decir que no han participado en nada, que sean puras; pero también con política, con compromisos de mucha gente, con alianzas muy amplias. Quien crea que sólo con la parte pura del país va a dominar a todos los intereses, no entiende el país en el que vive”.
Cuauhtémoc Cárdenas
–¿Hubo fraude en el 2006? –cuestiona Aristegui al hijo del expresidente Lázaro Cárdenas.
–No lo sé. Acción Nacional tuvo más votos para el Congreso que la Coalición de Andrés Manuel López Obrador; esto puede ser una señal del voto. Fue un grave error del gobierno no haber accedido al recuento. Hubiera quitado cualquier duda. A Felipe Calderón la legalidad se la dio el Tribunal.
–¿Le regateó apoyo a López Obrador y eso incidió en la elección presidencial?
–No creo. Decidí no participar en 2006 porque la contienda interna no fue equitativa. Hubo recursos externos al partido y a los precandidatos. Recursos del gobierno de la Ciudad de México. No diría que recursos fiscales, pero sí los que surgen de la política de la ciudad. Consideré que estaba en desventaja y que no tenía obligación de participar en la campaña. Sin embargo, mi voto fue para los candidatos de mi partido.
–¿Y hasta qué punto llegó el distanciamiento con él?
–Hay un distanciamiento porque diferimos acerca de cómo conducirnos en la política. Compartimos un partido, pero a ver qué queda de él después de estos días. Andrés Manuel y yo compartimos un partido… un partido partido.
Diego Fernández de Cevallos
–¿Qué opinas del fenómeno Enrique Peña Nieto?
–Con frecuencia escucho que sus críticos lo señalan como un producto que inventó la televisión. Eso no es exacto. Yo creo que Peña Nieto puede estar aprovechando espléndidamente todos los apoyos mediáticos y su posición política de gobernador, pero es un hombre que tiene carisma propio y nadie lo puede negar. Paralelamente las televisoras le están dando un juego muy importante a Marcelo.
–¿Como el plan B?
–Ni siquiera lo veo como el plan B, porque creo que las televisoras saben que Marcelo, a la hora de la verdad, no le va a sostener ni la vista al Peje, a pesar de ser mucho más inteligente y preparado que él. Pero el psicópata le lleva toda la ventaja del mundo. Peña Nieto es señalado por sus críticos como El carilindo que produjo la televisión, pero yo lo veo como un político con capacidad incuestionable para comunicarse y que trabaja consistentemente. Trae un posicionamiento en el Estado de México y en el país que no es solamente producto de la televisión.
–Parece tu candidato
–No, estoy diciendo la parte positiva, pero también creo que todo lo que fácilmente se eleva, fácilmente se cae. Por lo demás, si alguien considera que ya está definida la próxima elección presidencial con un candidato inalcanzable, se equivoca. Habrá quien piense que el Peje es gallo muerto, pero va a dar mucha camorra. Los rancheros sabemos que el carbón que ha sido lumbre, con facilidad se enciende.
Andrés Manuel López Obrador
–Se han generado muchas preguntas a tu alrededor. Una de ellas es de qué vives.
–Vivo de lo que obtengo del pago de presidente legítimo, 50 mil pesos mensuales. ¿De dónde se obtiene ese dinero? Pues de lo que aporta la gente.
–¿Y se mantiene el fondo?, ¿no has dejado de cobrar la quincena?
–No hemos tenido problemas mayores. También hay toda una leyenda acerca de dónde vivo. Dicen que soy una gente ambiciosa, que lo que me mueve es el dinero y que tengo casas en Santa Fe, en Las Lomas y en Miami.
–¿Cuántas casas tiene Andrés Manuel?
Una que me dejaron mi papá y mi mamá en Palenque… Es donde ellos vivían y ésa es la que tengo escriturada a mi nombre. Esa es mi propiedad. Lo otro son cuentos.
–¿Y en el Distrito Federal?
–Ninguna, porque el departamento en la colonia Del Valle está a nombre de Beatriz (Gutiérrez Müller) y el de Copilco a nombre de mis hijos. Cuando falleció Rocío dividimos todo, y es de ellos. Imagínate que fuera yo un falsario, ¡ya me hubieran hecho pedazos! ¿Tú crees que me atrevería a decir todo lo que digo si tuviera una doble vida o actuara de manera hipócrita?
El excandidato presidencial habla de Fox y de Calderón.
“Cuando todo mundo le quemaba incienso a Fox, yo pinté mi raya al grado que llegaba a un restaurante o alguna parte, se paraba la gente y me llegaban a decir: ‘Oiga, déjenlo, ¿no?, dejen a Fox’…”
–Es que venía llegando…
–Yo empecé a señalar desde el principio, al final pues no me equivoqué. Es un hombre torpe y en eso ahora compite con Felipe Calderón. Desde Guadalupe Victoria, el primer presidente de México, no habíamos tenido a un mandatario tan inepto. Hemos tenido presidentes represores y bandidos, pero ineptos, Calderón y Fox ocupan el primer lugar.
–¿Tú al frente de la candidatura (de 2012)?
–Lo que se va a decidir es qué proyecto de nación queremos. Más que ninguna otra cosa. Más de lo mismo o cambio. Por eso estoy muy tranquilo. ¿Quién va a ser candidato nuestro? El que esté mejor posicionado. En el juego para afectarme y demás, pues a lo mejor piensan que soy un obcecado y que lo que más me importa es ser candidato o ser presidente, eso ya también lo he superado. Soy un hombre de ideas y te diría que me importa más ser un hombre de nación que ser hombre de Estado. (Selección: Alejandro Caballero.)
martes, 8 de diciembre de 2009
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